CAPITULO 26. ¡Y tiene dueño! Cuando Aquiles Wilde alargó la mano esta mañana para recibir el periódico del día, y abrió la primera página, casi se escupió el café encima. Bajo el enorme titular que rezaba: PREMIO PARA DESAROLLADORES NOVELES ES OTORGADO AL GRUPO KING’S HOLDING CORPORATION”, aparecía una breve noticia.
“Este año el codiciado premio para desarrolladores noveles de videojuegos y apps ha sido concedido al empresario Nathan King, por su innovadora idea de construir apps de intercambio y juegos para sus influencers. Hasta ahora la compañía publicitaria se ha abierto camino en incontables sectores del marketing y la publicidad, pero ofrecer a sus clientes sus propias apps de intercambio con sus fans, personalizadas y avocadas a lo que cada cliente necesita es ciertamente un gran salto en su esquema de ganancias. 1
En un mercado donde cada vez es más difícil hacer un comercial exitoso, viralizar una venta y posicionar un producto, Kings Holding Corporation va a la vanguardia al crear juegos con el producto de sus clientes. Actualmente la empresa es la que más rendimiento ha conseguido en el mercado publicitario y maneja a los doce influencers más importantes del país, con un total de más de doscientos millones de apps descargadas.
El evento de premiación se realizará en mañana en la noche, en el salón Gálagas de Arte y Diseño. El señor King ya ha confirmado su participación, junto a toda su familia, incluyendo su prometida, la señorita Wilde…” 3.
Aquiles salió corriendo hacia la habitación y tocó a su puerta con vehemencia.
– ¡Stephanie, despierta! ¡No todo está perdido, vamos! 1 Poco después tanto su esposa como su hija salían de sus habitaciones y leían aquel diario.
-¡Mira! -exclamó Heather-. ¡Aquí dice que irá con su prometida al evento! i Hasta nuestro apellido pusieron! -se entusiasmó la mujer.
– ¡No puede ser! -gritó Stephanie, incapaz de disimular su felicidad—. ¡Eso significa que aún estamos en el juego!
-¡No tan rápido! – dijo Aquiles, tratando de calmar las aguas—. Aún no sabemos si realmente nos invitará o solo fue especulación de la prensa.
-¿Qué podemos hacer para saberlo? —preguntó Stephanie. -Lo mejor será que llames y le preguntes directamente a él -sugirió Aquiles. -Eso, primero debes confirmar que Nathan te va a invitar – le dijo su madre.
Stephanie asintió e inmediatamente marcó el número de Nathan King. Al poco tiempo, la mujer sonreía de oreja a oreja y daba saltos de emoción.
-¿Nathan? Acabo de ver la noticia en el periódico, solo llamaba para felicitarte. i Es un gran logro!
Al otro lado de la línea, desde su oficina, Nathan se echó atrás en su silla ejecutiva.
-Te agradezco, realmente es algo importante para mí -dijo con voz neutra. – Me siento honrada de poder acompañarte, entonces. ¿A qué hora pasas por mí? -preguntó Stephanie cruzando los dedos.
-Bueno, Sophia también irá conmigo, no creo que sea prudente pasar por ti — respondió él y Stephanie hizo una mueca de disgusto que por suerte Nathan no estaba viendo.
-Entiendo -siseó- ¿Entonces nos vemos en el evento? ¿En la entrada? -Eso sí podemos hacerlo -consintió Nathan-. Supongo que nos veremos allá. El CEO del grupo KHC negó luego de colgar. De verdad que existía la falta de vergüenza… y luego estaban los Wilde.
Esa noche Sophi revolucionó la casa con otra tanda de vestidos y al día siguiente hubo de nuevo tarde de chicas.
Sophia bajó las escaleras usando un vestido colorido y lleno de brillos, mientras Amelie se veía divina en un modelo largo, negro con detalles plateados. Las dos lucían sonrisas radiantes, y apenas la vio, Nathan sintió que no podía apartar la mirada de Meli. Le hizo un cumplido a su hija, que enseguida se colgó de la mano de su abuelo James, y Nathan pasó saliva al girarse de nuevo hacia Amelie.
– ¿Negro? Estás… de verdad te ves muy hermosa, pero te hace parecer mayor — sonrió Nathan.
-Esa es la idea, queremos que la atención se concentre en tu premio y no en el hecho de que eres un asaltacunas – replicó Meli con una sonrisa coqueta que le arrancó un puchero al CEO. 2 -¡Eres una mujer terrible!
-Pues tú te ves muy apuesto – aseguró ella con una sonrisa suave y Nathan le ofreció su brazo.
En pocos minutos la limusina salió en dirección al evento y Amelie se quedó maravillada de lo hermoso que se veía el edificio apenas se acercaron. ‘
Cuando el homenajeado bajó, una multitud de fotógrafos y periodistas se arremolinó a su alrededor, llenándolo de flashes. Nathan se mantuvo tranquilo y aguanto firme las preguntas de los periodistas, hasta que vio que alguien intentaba abrirse paso entre ellos.
-Señor King, creímos que vendría con su prometida… – dijo un periodista. -¡Y lo haría si me dejaran pasar! -gruñó Stephanie, apareciendo en escena como su novia- . ¡Dios, esta gente no entiende! -se quejó mientras le abrían paso para que se llegara junto a él. Justo detrás se aparecieron Heather y Aquiles – ¡Me cansé de decirles que venía contigo, pero no me dejaron pasar! Stephanie estaba que echaba chispas por la descortesía, pero ni así perdió la sonrisa: después de todo, ya había superado muchos obstáculos para llegar hasta allí y no iba a permitir que un simple desaire le arruinara su noche.
Sin embargo pronto la mirada gélida de Nathan la dejó petrificada.
– Bueno, si no tienes invitación para entrar, es evidente que no te lo permitan. Este es un evento privado.
A los Wilde se les cayeron las quijadas de la impresión.
S
– Pero… ¡me dijiste que nos veríamos aquí! -exclamó Stephanie. -Y ya nos vimos. ¿Necesitas algo más? — replicó Nathan. – Pero… no entiendo… ¡en el periódico decía que venías conmigo…! – balbuceo Stephanie poniéndose roja hasta la raíz del cabello y un periodista la secundó.
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