JUEGOS DE SEDUCCIÓN. CAPÍTULO 13. Te falta mucho para llegar a mi nive Las manos le temblaban, el pecho le dolía.El mundo daba vueltas a su alrededor como si se estuviera destruyendo poco a poco.
A lo lejos alguien gritaba su nombre y de repente en su campo de visión, que solo incluía el blanco borroso del techo, secolaron un montón de rostros preocupados.
-¡Rex, Rex, cariño! ¿Estás bien? – la voz de Meli era un ancla a la realidad, pero la realidad era algo doloroso a lo que noquería volver.
¡Abby era Sophi! ¡Abby era su Ballenita! Y lo único en lo que Rex podía pensar eraen él haciéndole todas aquellas cosas innombrables.
– ¿Llamo a una ambulancia? —preguntó Harrison apresurado.
-¡No, espera, ya está reaccionando! -respondió Serina y muy espacio lo ayudó a sentarse -.
Debe ser un bajón de azúcar, solo necesita un café -aseguró.
Rex tenía la mirada perdida, y se sujetaba el pecho de una forma que alarmó a todos.
De repente ella se coló entre la gente y se acuclilló frente a él, con unos ojos tan inocentes como si de verdad la condenada acabara deverlo por primera vez después de casi diez años.
– ¿Te ganó la emoción…
tío? —le sonrió con dulzura y los ojos de Rex se cristalizaron.
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Abby…
¡Sophi! ¡Era Sophi! Sophi tomó su mano izquierda, la apretó brevemente y luego la subió a lo largo de su brazo hasta casi llegar a su hombro —-¿Te duele este brazo? La vida, ila vida era lo que le dolía a Rex! Pero en cuanto sintió su tacto exhaló un gemido.
-¿Te duele?
-¡Ahora sí! -susurro apenas y Abby…
¡Sophi! ¡Maldita,sea, Sophi! se giró hacia Meli, -Sí es mejor que lo llevemos al hospital, mamá, le duele el brazo izquierdo -dijocon una calma que aterrorizó al exfutbolista-.
Es mejor prevenir.
Nathan lo ayudó a levantarse y lo metieron a una de las camionetas que salió inmediatamente hacia elhospital.
Rex no sabía si hablar, llorar o ponerse a gritar, solo podía recordar aquellas palabras de Ab…
¡Sophi! "Es que tú todavía no lo sabes, pero yo soy un adelanto del fuego delinfierno que te tienes merecido." 2 Y parecía que así era, porque sentía que literalmente su cuerpo estaba ardiendo y no era de la emoción.
Llegaron al hospital y enseguida admitieron a Rex en Urgencias.
La familia fue llegando poco a poco, y esperaron impacientes a que le hicieran todos los estudios correspondientes.
Al fin, después de una espera que a todos les pareció eterna, el doctor salió a hablar con ellos.
-¿Cómo está Rex? —preguntó Meli apenas lo vio.
-Está bien, no tuvo un infarto sino un ataque de ansiedad – respondió el médico con calma -.
Pero necesitaremos hacerle más pruebas para descartar cualquier otra posibilidad.
-¿Ansiedad? —repitió Nathan sin poder creerlo—.
¿Rex Lanning con ansiedad? -Bueno…
¿ha sufrido alguna emoción fuerte últimamente? -preguntó el galeno.
-No que sepamos.
Bueno, su sobrina llegó hoy de Europa, fuimos a recibirla, y no la veía desde hacía diezaños pero ¿la alegría causa ansiedad? —preguntó Meli.
-Todo puede causar ansiedad, señora King.
Por ahora le daremos unas pastillas para la ansiedad y lo importante será que tenga mucha tranquilidad -aconsejó el médico-.
No queremos que se vuelva a repetir.
-Claro, claro – dijo Nathan.
Enviaron a toda la familia a la casa y solo se quedaron Meli y Nathan, Sophi y Will, los abuelos Lanning y por supuesto, Serina,que a aquella hora no sabía dónde meterse ni a dónde irse.
-¿Podemos pasar a verlo? —preguntó Sophi al médico.
– Claro que sí.
De hecho le daremos el alta de inmediato, hubo un accidente en la autopista 116 y necesitamos todas las camas posibles.
¿Quién viene a hacer el papeleo? Los abuelos Lanning se ocuparon mientras ellos se metían alpequeño cubículo donde Rex reposaba en una cama levantada.
Rex volvió a ponerse pálido al ver a Sophia y todo fue peor cuando Serina seacercó a él de inmediato y tomó una de sus manos.
– Rex, cariño.
¿Te sientes bien? ¡Qué susto nos diste! ¡Y yo que pensé que solo era un bajónde azúcar! ¡Te juro que casi me muero de la impresión...! Todos lo miraron con un poco de lástima cuando la chica no dejó de hablar por los siguientes cinco minutos, y Rex creyó que esta vez sí infartaría al ver a William Bishop pararse detrás de Sophia, rodear su pecho con un brazo con gesto posesivo y besarla en la cabeza mientras los dos suspiraban en aquel condenado acurrucamiento vertical que parecía muy natural en ellos.
-¿Sabes qué Serina? Ahora sí me bajó el azúcar.
¿Me traes un café? - casi le suplicó Rex, y se llevó dos dedos al puente de la nariz cuando la vio irse..
-Los hombres de tu edad no deberían buscar mujeres jóvenes, tío – dijo Sophi con voz suave yél clavó en ella una mirada llena de incredulidad-, lo que tú necesitas es una mujer madura, que sepa dar primeros auxilios y reconocer infartos.
Todos a su alrededor rieron un poco, pero Rex estaba al borde del colapso otra vez.
-Pues parece una linda chica, muy inteligente…
si solo hablara menos-murmuró Meli.
-¡Ay, mama! ¡Como si él la quisiera para hacer los crucigramas del periódico! -replicó Sophi con una sonrisita coqueta-.
¡Esta es de las que le espantamos por la madrugada! ¿No es verdad, tío? Rex no dijo una palabra.
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