Capítulo 2599
Siena trajo la palangana de agua y la puso frente a Lucas.
“Joven maestro, lo que le dije al segundo joven maestro antes no era cierto. Ya sabes, es fácil responder a las personas cuando están enfadadas. Creo que mientras trabajes duro, nunca serás peor que el primer joven maestro y el segundo joven maestro”.
Lucas terminó de lavarse las manos y dijo con frialdad: “No me importa tu evaluación de mí”.
“Es bueno. Maestro, deberías ser así. Concéntrate en estudiar y no te importe lo que digan los demás”. Siena dejó el cuenco a un lado, sírvale sopa, “Joven maestro, come más. De lo contrario, me avergonzaría de tomar el salario de tu familia”.
Lucas: “Solo vienes a cocinar una cena al día. Fue tan fácil”.
El apetito de Lucas no era demasiado grande, por lo general dos platos y una sopa eran suficientes para una comida crujiente.
“Joven maestro, ¿eres bueno en idiomas extranjeros?” Siena le preguntó cuándo había comido un plato de arroz y comenzado a beber sopa: “Si vas a Eozambiulle, tienes que aprender el idioma allí”.
Lucas la miró.
“Joven maestro, mis calificaciones en idiomas extranjeros no son malas… pero mi inglés oral es muy pobre. Así que no puedo enseñarte. Después de todo, cuando vas al extranjero, el inglés oral es más importante. Puedes pedirle a tu padre que contrate a un profesor de idiomas extranjeros para que estudies un idioma extranjero”. sugirió Siena.
“¿Qué crees que voy a hacer hoy?” Lucas preguntó, Siena de repente entendió.
“Joven maestro, estoy muy feliz de que vea su cambio”. Siena dijo: “Joven maestro, ya me he decidido. Después de que te vayas al extranjero, no trabajaré en la familia Hogan”.
Lucas no respondió.
“El maestro de mi clase me dijo hoy que después de ir a la universidad, puedo obtener un préstamo del banco. No se cobran intereses. Así que debería estudiar mucho en la universidad y no trabajar medio tiempo”. Siena le contó a Lucas su plan: “Joven maestro, realmente se lo agradezco mucho. Los últimos meses deberían haber sido el período más difícil de mi vida. Gracias por no despreciarme, gracias por cuidarme”. Cuando Siena hablaba de la parte emocional, sus ojos no paraban de humedecerse.
Lucas no supo cómo responder a la conversación, así que bebió la sopa en suspenso.
“¡Joven maestro, bebe otro tazón! El rábano de hoy es muy dulce”. Siena se secó las lágrimas, tomó el cuenco vacío en la mano y se lo llenó.
Después de que Lucas bebió dos tazones de sopa, estaba listo para regresar a su habitación.
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