Capítulo 97 “Si estás enfermo, quédate en casa y descansa”.
Después de que Avery dijo eso, se dio la vuelta para tomar un vaso y vertió un poco de agua.
“Estoy mucho mejor hoy”. Elliot se quitó la bufanda.
“Eso es lo que dijiste ayer”. Avery bebió el agua y dejó el vaso. Luego, fue a la sala y vio los regalos en el suelo.
Avery preguntó: “¿Para qué son estos?”
“No es bueno venir con las manos vacías”. Pensó por unos segundos y cambió de tema, “Me acabo de enterar hoy que volviste anoche”.
“¿Viniste aquí solo para decir esto?” Avery se acercó al sofá y se sentó, mirando su delgado rostro con sus ojos almendrados.
Había una distancia de más de un metro entre los dos.
“Chelsea y yo–”
“No quiero escucharlo”, lo interrumpió Avery, “no me interesa saber qué tipo de relación tienes con ella”.
Elliot vio su rostro frío y, en secreto, se sintió impotente.
“¿Vas a hablar de Charlie y de mí a continuación?” Ella lo miró y dijo: “Elliot, aunque me engañe, yo mismo sufriré las consecuencias. No te arrastraré al lío y no te pediré ayuda. Así que no me vuelvas a mencionar esto.
Avery era como un niño rebelde. Cuanto más le advertía en contra de eso, más ella iba y lo hacía. Elliot frunció los labios y parecía cansado mientras digería en silencio lo que ella dijo.
Avery tenía un poco de hambre, así que se levantó y fue a la cocina y vio el desayuno que su madre le había dejado en el calentador de alimentos. Luego, tomó un moño y volvió a su asiento en el sofá. Ella comió con deleite y él la miró con ojos brillantes.
“¿Qué más tienes que decir?” Después de que Avery estuvo lleno, lo miró de nuevo. “¡Si no hay nada más, entonces regresa!”
“Quiero quedarme a almorzar”, dijo Elliot.
Avery estaba atónita porque no sabía cómo rechazarlo. Después de todo, era solo una comida, y ella no era tan mezquina.
“¡Puedes quedarte y comer! ¡Voy a salir!” Avery se levantó del sofá con la intención de cambiarse y marcharse.
“Avery, ¿nunca vas a volver a casa otra vez?” Elliot se levantó del sofá y la siguió hasta la puerta del dormitorio.
Avery respondió: “Esta es mi casa”.
“¿Mi mamá te dijo algo anoche?”
“No.” No quería causar más problemas. Además, ahora estaba débil y era mejor para él descansar y recuperarse. “Nuestros asuntos no tienen nada que ver con otras personas. No creo que seamos compatibles”.
“¿Qué se considera “compatible”?” Elliot entró en el dormitorio y cerró la puerta.
El dormitorio tenía poco más de diez metros cuadrados, excepto por una cama y un armario, había muy poco espacio para moverse.
Una sensación de opresión inmediatamente llenó la habitación.
“Cuando me siento cómodo con la otra persona, eso es compatible”. Luego, Avery levantó la cabeza y miró a Elliot, y agregó: “Pero me haces sentir muy incómodo”.
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