Capítulo 456
"¡Muere!".
Quentin golpeó con la silla de madera la nuca de James.
James reaccionó rápidamente. Se dio la vuelta y levantó el brazo justo a tiempo, y la silla de madera se hizo añicos sobre su brazo.
La silla era robusta y de madera maciza.
Quentin sintió como si hubiera golpeado la silla contra una pared de ladrillo. Su cuerpo retrocedió y cayó al suelo con un grito de dolor.
James se quitó los restos del brazo y miró a Quentin, quien estaba en el suelo. Se acercó a él y le pisó el cuerpo. "Escoria".
"¡Ah!".
El rostro de Quentin se torció de dolor mientras gritaba.
James lo ignoró y volvió a la cama.
Ayudó a Quincy a levantarse y consiguió que se sentara sobre sus rodillas.
Sin embargo, la fuerza de Quincy la había abandonado por completo. Se desplomó como si todos sus huesos se hubieran hecho líquidos.
James detuvo su caída a tiempo.
Le presionó el hombro para evitar que volviera a caer. Al mismo tiempo, extendió la otra mano y le tocó la espalda, deslizándose lentamente por la columna hasta los glúteos.
Lo hizo varias veces, luego la tumbó y le agarró el brazo.
Le presionó el hombro con un dedo, deslizándolo hasta la punta de sus dedos.
Repitió lo mismo en el otro brazo.
Después le hizo lo mismo en las piernas, desde la parte superior del muslo hasta la planta de los pies.
Esta técnica, combinada con sus agujas de plata, expulsó por la fuerza la droga de su cuerpo.
Finalmente Quincy recobró el conocimiento.
Cuando su mente se despejó, vio a James. Recordó vagamente cómo James la tocaba y levantó el brazo para abofetearlo. "¡¿Qué me hiciste, bastardo?!, gritó.
James la atrapó con facilidad. "Te salvé. ¿Así es como me devuelves el favor?", dijo él impasible.
"¿Tú... tú me salvaste?".
Quincy estaba confusa.
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