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Enamorándome de mi esposa provisoria novel Chapter 17

Capítulo 17

Desde el día en que perdió a sus padres, cra como una hierba sin raices.

Ir a la deriva sin rumbe era su destino.

Una relación con Samuel era imposible. Todo eran sus deseos.

-Ayer me hice otro chequeo y le mostré el informe a Samuel. -Kathleen evitó el plato que le producia náuseas y comio otra cosa.

Mila frunció el ceño,

Samuel no estaria tan tranquilo si supiera que Kathleen estaba embarazada. Tal vez lo hayamos entendido mal

-En cualquier caso, no te preocupes, Katie. Estamos de tu lado. -Wynnie acarició la cabeza de Kathleen. Se está haciendo tarde. Mila y yo nos iremos ahora. Vendre a buscarte cuando te den el alta mañana.

– No tienes que hacerlo, Wynnie. Puedo conseguir el alta por mi misma manana. -Kathleen no queria molestar a Wynnie.

-No te preocupes. Te llevaré a la residencia de los Macari durante unos dias para que recuperes el estómago -respondió Wynnie-. Llamaré a María y le diré que empaque algunas cosas para ti y las envie.

Kathleen apretó los labios con una expresión de impotencia.

«Samuel estará aún más enfadado conmigo ahora».

No mucho después de que Wynnie y Mila se fueran, Samuel llegó con la cena.

Frunció el ceño cuando vio los platos en la mesa de Kathleen.

-¿Los hizo la Sra. Hunt?

Kathleen asintió.

-¿Cómo supo que estabas hospitalizada? -Samuel estaba descontento.

– No solo la Sra. Hunt, sino incluso mama lo sabe también -dijo Kathleen con calma-. Mamá también dijo que me llevaria a quedarme en la residencia Macari por un tiempo.

Ella penso que Samuel se pondría furioso, pero para su sorpresa, estaba tranquilo.

-Está bien.

Kathleen frunció los labios.

-¿Vas a venir?

–La residencia de los Macari está un poco lejos de la empresa. Puede que no me quede alli-respondio Samuel con indiferencia,

Kathleen sonrió con amargura.

-Puedes decir que quedarte en la residencia de los Macari te impedirá cuidar de Nicolette. No hay necesidad de tales excusas. Antes de casarnos, viajabas a la empresa desde la residencia Macari, ¿verdad?

Samuel sabia que ella estaba siendo sarcástica.

–Me alegro de que lo sepas.

A Kathleen le dolia ci corazón.

– He investigado el incidente. Nicolette no envió a esa persona a atacarte-explicó Samuel-. Benjamin provoco a alguien y la otra parte penso que eras su novia. Por eso te atacaron.

Kathleen no creyó lo que dijo.

No hacia ni veinticuatro horas que ella y Benjamin se habían reunido. No había romance ni intimidad entre ellos. La otra parte no podia creer que fuera su novia.

Eran sólo excusas y razones que Samuel invento para defender a Nicolette.

-¿Has contactado con tu tio? – preguntó Samuel con frialdad.

-Samuel, he dicho que es inútil que me amenaces con mi tío. La suave voz de Kathleen era fria-. Casi me matan. ¿A quién más puedo salvar? Si Benjamin muriera, todo sería culpa mia. Sólo soy una humana. No puedo decidir quién vive o muere. Haz lo que quieras. Puedes matar a mi tio para amenazarme u obligarme a morir. Es tu elección.

El rostro de Samuel se ensombreció.

-¿Crees que te estoy amenazando?

-¿Qué otra cosa podria ser? ¿Me estás mostrando preocupación? – pregunto Kathleen con sarcasmo-. No esperaba que la forma de mostrar preocupación del Sr. Macari fuera tan especial. Ahora lo entiendo.

– Kathleen, deja de ser sarcástica. -Samuel estaba disgustado.

-¿Estaba haciendo eso? – Kathleen le miró friamente

En el pasado, sus ojos siempre brillaban como un claro manantial. Ahora, la luz de sus ojos habia desaparecido sin dejar rastro.

Samuel se enfureció.

-No me obligues, Samuel. Las gruesas y largas pestañas de Kathleen cubrian la luz de sus ojos-. Estoy preparada para ir a por todas, asi que vamos a divorciarnos cuanto antes

Samuel replico

– ¿Y si no estoy de acuerdo?

-¿Te has enamorado de mi? – Kathleen le miró con indiferencia-. Si lo admites, reconsiderare la posibilidad

de divorciarme.

La voz de Samuel era fria como cl hiclo cuando respondió:

-No me gustas. Nunca lo has hecho y nunca lo harás.

El rostro de Kathleen palidecio.

Samuel se dio la vuelta y se fue.

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