Capítulo 52
Kathleen no queria ser la que arruinara la relación de Samuel con su familia.
Penso que seria mejor para todos si se iba.
-Bien. Puedes ir a casa y descansar un poco ya que no hay nada más que hacer aquí. Cynthia sacó el vinagre de sidra de manzana quc a Kathleen le gustaba beber y lo metió en una bolsa.
Luego, empaco algunos bocadillos para Kathleen también.
A Kathleen le gustaba comer bocadillos con sabor a fruta. Por eso, Cynthia siempre se los preparaba.
Kathleen esbozó una dulce sonrisa como una niña mientras sostenia los bocadillos que le había dado Cynthia
-Abuela, la próxima vez vendre -dijo Kathleen adorablemente.
Cynthia sonrió mientras decia:
-Puedes venir todos los días. Siempre te daré la bienvenida,
-Abuela, vendré siempre que no te importe. – Kathleen era timida.
-¿Por qué iba a hacerlo? -Cynthia le dio una palmadita en la cabeza y le dijo: Cuidate mucho, mi niña.
Kathleen asintió.
-Está bien. Adiós, abuela. -A pesar de su reticencia, se despidió de Cynthia.
-Adios -dijo Cynthia.
Con eso, Kathleen y Samuel se dieron la vuelta y se dirigieron hacia el ascensor.
Samuel ayudó a Kathleen a sostener la bolsa mientras ella se ponia a su lado.
El ascensor se detuvo tras bajar dos pisos. Después, varias personas entraron en el ascensor.
Samuel puso las cosas en una mano y usó la otra para abrazar a Kathleen para que no se golpeara con otras.
Apretada en su abrazo, lo único que podía oír era el sonido de los fuertes latidos de su corazón. Sentia que se ahogaba en su calido abrazo.
Pronto, Kathleen sintió la extraña mirada de las personas que estaban a su lado. Habían estado escudriñando a Samuel y a ella
Habia dos chicas jóvenes que sostenían sus teléfonos mientras señalaban y cotilleaban sobre Samuel y ella. Kathleen frunció el ceño al verlas.
Las chicas bajaron las manos apresuradamente y apartaron la mirada por sentimiento de culpa en cuanto se dieron cuenta de que Kathleen las estaba mirando.
Kathleen se quedó sin palabras al ver su acción.
Poco después, salieron del ascensor al llegar a la planta baja.
Samuel entonces metió a Kathleen en el coche.
Cuando subieron al coche, Kathleen preguntó:
-¿Vas a volver a la oficina?
–Si. -Samuel asintió.
-Entonces puedes dejarme a medias. Volveré al condominio para tomar algo de ropa antes de ir a la residencia de los Macari -dijo Kathleen.
Samuel la miró con frialdad.
Kathleen pensó que no estaba dispuesto a ir alli.
-Es casi el año nuevo. ¿No lo hemos hecho siempre? Siempre ibamos a la residencia de los Macari y nos quedabamos alli cuando se acercaba el fin de año.
Samuel no pronunció ni una palabra.
-Está bien si no quieres ir tan temprano. No voy a empacar mis cosas entonces -dijo Kathleen despacio.
– Hablemos de ello en unos días. -Samuel enarcó las cejas.
Samuel no quería que Christopher tuviera la oportunidad de ver a Kathleen, ya que ultimamente el primero iba con demasiada frecuencia a la residencia de los Macari. O más bien, desde el fondo de su corazón, no queria que Kathleen descubriera la verdad.
-De acuerdo. -Kathleen asintió como respuesta.
Samuel miró a Kathleen y preguntó con indiferencia:
-¿De verdad te gusta quedarte en la residencia de los Macari?
-Si. –Kathleen asintió.
-¿Por que? – preguntó Samuel confundido.
-Está animado alli. – La suave voz de Kathleen sonaba indiferente.
El condominio donde ella y Samuel vivian juntos era enorme, Su tamaño era de mil metros cuadrados.
Aunque la casa era espaciosa y estaba bien equipada con todo, se sentía sola cuando estaba alli. Samuel apenas estaba en casa, así que siempre estaba sola y aburrida.
Tampoco le gustaba que le molestaran. Por eso no contrató a un ama de llaves que viviera con ellos en su casa todos los dias. En cambio, el ama de llaves solo venía de vez en cuando para cocinar y limpia
e Samuel ofrecia era buena sin duda. Por lo tanto, hubo bastante gente que compitió por el
trabajo.
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