Capítulo 57
Kathleen había llegado a su limite,
-Samuel, vivamos separados.
«¿Vivir por separado?
Samuel frunció las cejas y dijo con voz fria:
-¿Crees que aceptaria eso?
Con los ojos enrojecidos, dijo:
-Samuel, no importa si estás de acuerdo o no. ¡No puedo seguir viviendo con alguien que protege a un malvado! ¡Benjamin casi muere por culpa de Nicolette!
El rostro de Samuel se volvió sombrio.
Mientras contenia las lágrimas, Kathleen dijo:
-Samuel, esa persona no tiene motivos para calumniar a Nicolette. Yo tampoco. Si le pasara algo a Benjamin, nunca los perdonaria a los dos.
Cuando termino de hacer la maleta, cargó con ella y dijo:
-Si Benjamin se muere de verdad, seré viuda por él. Se lo debo.
Dicho esto, Kathleen se dirigió a la salida.
Samuel entrecerró los ojos y un destello de maldad apareció en ellos.
«¿Quiere ser viuda para otro hombre?>>
Cuando Kathleen llegó a la puerta, Samuel le arrebato la maleta de la mano y la tiro a un lado.
Le levantó los delgados brazos por encima de la cabeza y le apretó las muñecas contra la puerta con su gran mano.
Mientras tanto, su otra mano pellizcaba su delicada barbilla. Su aliento frio le abanico la cara, y sus ojos eran tan frios que le producian escalofrios. Samuel espeto:
-¿Eres mi esposa y quieres ser viuda para otro hombre? Kathleen, ¿quién te dio el valor para hacerlo?
Una oleada de dolor le invadió.
Kathleen solto una carcajada sombria y fría
-¿Y qué si soy tu esposa? ¿No soy prácticamente una viuda de todos modos?
Los ojos de Samuel se volvieron más que sombrios,
-Parece que no te he mostrado suficiente atención ultimamente. Por eso empiezas a tener pensamientos poco realistas. -Se acercó más y dijo: Ya que no estás cumpliendo la promesa que hemos hecho, no tengo razón para contenerme entonces.
Mientras decia esas palabras, su gran mano se introdujo en el jersey de Kathleen.
– ¡Suéltame! –Kathleen exigió mientras luchaba por liberarse.
Ella sabia lo duro que podía llegar a ser Samuel.
Debía hacer todo lo posible para proteger a su hijo.
Sin calidez en sus ojos, Samuel la miró y le advirtió:
-Kathleen, recuerda esto. Eres mi mujer. Mia.
Kathleen estaba aterrorizada por su gelida mirada.
Tenia miedo porque nunca lo habia visto asi.
Kathleen sacudió la cabeza y dijo:
-¡No! Te daré tiempo. No me voy a ir más. Suéltame.
Sin embargo, desde el punto de vista de Samuel, ella sólo decia eso para evitar que la tocara.
Samuel dejó escapar una risita en su corazón. «¿No quiere que la toque? ¿Se está reservando para ese hombre? ¡Nunca lo permitiré!>>
La llevó en brazos y la puso en el sofá del salón.
-¡Samuel, no hagas esto! – Kathleen grito.
Estaba abrumada por el miedo.
Y si esto provoca un aborto?>>
Samuel no la tuvo en cuenta y se quito toda la ropa.
La piel de Kathleen era blanca como la porcelana y suave. Tenia un cuerpo voluptuoso al que Samuel era adicto
Samuel subió la temperatura de la habitación cuando la vio temblar.
Después de eso, se quito también su propia ropa.
Kathleen era consciente de lo agresivo que podia ser Samuel. Ella temblaba de miedo, sabiendo que no seria capaz de detenerlo. Con las lágrimas cayendo por su cara, Kathleen tenia un aspecto lamentable.
–Sam. por favor, ten cuidado. Duele,
«Al fin me llama Sam».
Una pizca de calidez volvió a aparecer en el rostro apuesto pero oscurecido de Samuel. Se burló:
-Sigue llamándome,
Con voz temblorosa, dijo
-Sam… Siempre acabas haciéndome dano. Por favor… Te lo ruego. Por favor, sé amable esta vez.
La miro fijamente.
–¿Cada vez?
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