Capítulo 68
El chico le dio una palmadita en la cabeza.
Eres muy tonta, mam.. Te vas a poner fea si sigues llorando. -Parecía que iba a llorar, pero su voz seguia siendo muy suave. Por otro lado, el segundo pequeño comenzó a llorar aún más.
-No quiero dejarte, mama. Pero se que no podemos quedarnos…
Kathleen sacudió la cabeza una y otra vez:
-¡No! ¿Qué puedo hacer para que los dos se queden conmigo? Por favor, diganme.
-Olvidalo, mama. Deberías dejar a ese hombre si quieres ser feliz…
-Si-asintió el otro.
Kathleen los miró sin comprender, con las lágrimas rodando por sus mejillas.
Los dos se alejaron de ella. Juntaron sus manos y se despidieron. Segundos después, desaparecieron de su vista
-¡No! ¡No se vayan! Se los ruego. Por favor, no se vayan-se arrodilló en el suelo y grito. Sin embargo, por mucho que rogara, sus preciosos hijos habían desaparecido.
Se fueron y la dejaron para siempre…
Kathleen se echó a llorar y sus gemidos agónicos resonaron en la habitación.
«¡Todo fue culpa mia! No debería haberme casado con Samuel. Mis hijos vinieron a la existencia llenos de ilusion y felicidad, pero tuvieron que marcharse decepcionados. No me importa cómo me trate Samuel. Sin embargo, mis bebés son inocentes. ¡Son inocentes!>>
-Lo siento mucho… -estaba atormentada por la culpa.
De repente, una luz brillante apareció frente a ella. Cuando recupero la conciencia, abrió los ojos y miro al techo.
«¿Ya no estoy soñando? ¿Es esto la realidad? Mis bebés se han ido».
Entonces, la voz ronca de Samuel resonó a su lado:
– Kate, estás despierta! Has estado inconsciente durante tres dias. ¿Te sientes mal?
El asco surgió en su corazon al escuchar su voz. Agarró un puñado de la manta y pregunto:
-¿Dónde están mis bebés?
Samuel se detuvo un momento antes de responder:
-Ellos…
Kathleen se burló mientras le lanzaba una mirada de reojo. En la expresión de Samuel había indicios de abatimiento. Cuando vio la extraña sonrisa en el rostro de Kathleen, frunció el ceno.
-Ahora que la leucemia de Nicolette se ha curado y mis hijos se han ido, ya no tienen ningún obstáculo en su camino. Ahora pueden ser felices juntos y dejar de causar miseria a los demás se burló. Sus ojos estaban llenos de frialdad y desesperación,
Las cejas de Samuel se fruncieron en un ceño más profundo:
-De que demonios estás hablando? No puedo abandonarte sin más.
– No tienes que fingir ser un buen tipo. ¿No es todo esto parte de tu plan, Samuel? De repente empezaste a tratarme con amabilidad e incluso le retractaste de tu decisión de divorciarte de mi. Pero fue sólo para que bajara la guardia contra ti. Contrataste a Sarah para que me protegiera, pero tu verdadera intención era que me drogara y me llevara al hospital. Asi, tu amante podrá conseguir mi médula ósea. Todo había sido planeado por ti
-Yo no obligue a Sarah a hacer eso. Ella misma tomó esa decision-respondió con severidad. Kathleen apreto los dientes.
-Todo el mundo sabe el alto precio que tendría que pagar si te desobedece. ¿Se habría atrevido a drogarme si no se lo hubieras ordenado? ¿Tendría alguien en el hospital las agallas para hacerlo?
Samuel guardó silencio y no pronunció ninguna palabra.
«Desde que me entere de todo, sabia que llegaria a esto. Sabia que Kathleen me odiaria por sus hijos. No me conto lo de su embarazo porque no confiaba en mi, penso.
– Por favor, calmate. El médico ha dicho que no debes agitarte. Tienes que cuidarte bien y recuperarte. De lo contrario, empeoraràs.
Kathleen dejó escapar una risa sarcástica:
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