Capitulo 631
Sabrina dijo con calma y una sonrisa: “Puedes intentarlo, pero debes pagar el precio por lo que nos has hecho a mi mamá y a mi hoy“.
“No tengo nada que ver con la foto de tu madre“, negó Pamela al instante.
“¡El señor Navarro le ha dicho la verdad a mi esposo, y usted tendrá que pagar por eso!” Sabrina dijo con frialdad.
Pamela pensó: “¡Efectivamente, es Salvador quien me ha traicionado!”
El rostro de Pamela se oscureció por la indignación y dio un paso adelante para pelear con Sabrina, pero los guardaespaldas de Sabrina la detuvieron.
“¡Manténgase alejado de la señora Santander!” los guardaespaldas advirtieron a Pamela.
Pamela fue empujada hacia atrás por los guardaespaldas. Estaba furiosa y gritó: “Sabrina, no eres más que una pobre mujer que confía en el poder de tu marido“.
Sabrina respondió con firmeza: “¡Ocúpate de tus propios asuntos! Debes arrodillarte con mi mamá para disculparte“. Pensó, <Pamela won’t apologize for sure.
En ese caso, la arrojaré a la cárcel.>
“¿Pedir disculpas?” Pamela le dirigió una sonrisa burlona a Sabrina.
Pamela recordó su última disculpa a Sabrina cuando su padre estaba presente.
Pamela pensó: “Ahora que papá está ausente ahora, inunca me disculparé esta vez!”
“Sabrina, nunca me disculparé con tu madre, ¡una prostituta! ¡No puedes ser protegida por la familia Santander para siempre, y debes ser abandonada en el futuro!” Pamela sonrió.
Los ojos de Sabrina estaban fríos y llenos de ira. Ella dijo: “Bueno, le voy a pedir a mis guardaespaldas que te lleven a la comisaría“.
“¿Para qué?” Pamela tuvo miedo después de escuchar las palabras de Sabrina.
Miró a Sabrina con tensión.
Sabrina respondió: “Te lo mereces!“. Y luego se puso de pie para irse.
Sabrina pensó: “No importa lo que diga, la arrojaré a la cárcel“.
“No puedes hacer eso“. Pamela miró a Sabrina con nerviosismo.
“La evidencia puede mantenerte en la cárcel durante al menos un año“, dijo Sabrina.
Sabrina salió con su bolso sin darle respuesta a Pamela. No quería perder el tiempo con Pamela.
Los guardaespaldas agarraron a Pamela y la iban a enviar a la comisaría.
Pamela se sorprendió al descubrir que Sabrina hablaba en serio.
Pamela temió y gritó: “¡Suéltame!”
Los guardaespaldas no la escucharon y la sacaron a rastras.
Al pasar junto a Sabrina, se arrodilló ante Sabrina por miedo a ir a la cárcel.
“Sabrina, lo siento. Por favor, no me metas en prisión“, le rogó Pamela a Sabrina.
Comments
The readers' comments on the novel: Nunca Mueren Los Deseos (Sabrina y Fernando)