Capítulo 699
Franklin miró a Sabrina y Gina rodeadas de cámaras. Sus ojos ardían de furia.
Apretando los dientes y apretando los puños, tenía la intención de levantarse y rugirle a Sabrina.
Sintiendo que se estaba levantando, Ansley, que estaba sentado a su lado, presionó su mano para detenerlo a tiempo. “Papá, no eres su rival. No actúes por impulso“.
Aunque Ansley era unos meses más joven que Pamela, sabía juzgar mejor el carácter.
Por eso le dijo a su padre que se calmara con calma.
A Franklin le resultó difícil reprimir su ira y dijo: “Ambos sabemos que Romina tuvo una muerte miserable por su culpa. ¿Cómo puedo calmarme?“.
“Pero si le gruñes, la prensa te percibirá como imprudente. Veamos cuál es su propósito de estar aquí hoy“, continuó Ansley.
Giró su cara bonita y miró a Sabrina inconscientemente.
Pensó, Odia todo de ella.
Y ahora, tenía mucho más éxito que Pamela. Se casó con Fernando y se convirtió en miembro de la familia Santander que todos admiran.
Pamela, sin embargo, se convirtió en prisionera. Me siento triste y enojado por ella.
Sabrina ha ido demasiado lejos.
Toda la familia de Pamela ha sido destruida.
Vengaré su encarcelamiento en Sabrina.>
Ansley miró a Sabrina con indiferencia y decidió ingresar al Grupo Santander.
Estudió administración de empresas en la Universidad de Norvore en Selolia y acaba de graduarse este año. Con una formación tan excelente, sería pan comido para ella entrar en el Grupo Santander.
Como Sabrina le robó todo a Pamela, iba a robarle a su esposo.
Tuvo la confianza para ganarse el corazón de Fernando.
Sabrina y Gina caminaron en dirección a Franklin y se detuvieron cerca de su mesa. Sabrina le lanzó a Franklin una mirada gélida y dijo: “Sr. Castro, usted dijo que tiene pruebas. ¿Por qué no nos las muestra?“.
Franklin quería hacerlo hace mucho tiempo. Tenía los ojos fríos y la boca torcida en una mueca desdeñosa. “Qué desvergonzada es usted, señora Santander“.
No esperaba que ella fuera tan desvergonzada como para poder confrontar la evidencia de haber abusado de Romina.
Después de pronunciar las palabras, Franklin sacó la pluma de grabación y la reprodujo. La grabación había sido procesada por los Castro, dejando solo el sonido de Sabrina azotando a Romina.
El sonido de Romina había sido borrado.
Esta grabación incoherente hizo que pareciera que Sabrina hizo algo incorrecto.
Sin embargo, había algo mal con la grabación si uno escuchaba con atención.
Sabrina dijo en la grabación que había una razón detrás de cada latigazo.
¿Qué hay de Romina?
¿Por qué no dijo nada?
Al menos debería gritar incluso si hubiera perdido la cabeza. Pero ni un solo sonido de ella se podía escuchar en la grabación.
Los periodistas no eran idiotas. También les pareció rara la grabación, que era otra razón por la que no criticaban a Sabrina además del miedo a ofenderla.
No se atrevieron a llegar a una conclusión.
Comments
The readers' comments on the novel: Nunca Mueren Los Deseos (Sabrina y Fernando)