Capítulo 914
Pero entonces, la cabina se abrió.
Judy se acercó y preguntó con cautela: “Señora Santander, ¿qué pasó?“.
En realidad, no era su obligación cuidar de ese hombre.
Pero ella inconscientemente lo hizo.
Sabrina negó con la cabeza, tratando de no despertar su pánico o preocupación, “No pasó nada. Solo dejé algo por accidente. Puedes volver a casa. Voy a tomar otro avión allí“.
Sabrina no estaba dispuesta a decir nada, lo que era una especie de respuesta para Judy. Pero ella no abandonó el avión. En cambio, solo miró hacia abajo y volvió a la cabina.
Al ver a Judy regresar, Sabrina inmediatamente se bajó del avión por las escaleras.
Entonces, la puerta de la cabaña se cerró de inmediato.
El avión se deslizó por la pista de aterrizaje y se elevó rápidamente.
El sonido del motor hizo que los tres hombres que habían caminado una distancia miraran hacia atrás. Así, Fernando vio a Sabrina parada en la pista de aterrizaje.
Se sintió ansioso y preocupado de repente.
No pudo evitar preguntarse, <Why is Sabrina so stubborn and never listens to my words?
¿No sabe a qué tipo de horror me estoy enfrentando?>
“Fernando, puedes quedarte aquí por el momento. Estaré buscando a Gracie con Ramiro, en caso de que se meta en problemas“. Dan miró a Sabrina caminando hacia ellos y dijo mientras palmeaba el hombro de Fernando.
Even solo pudo asentir con la cabeza y estuvo de acuerdo: “Está bien“.
Entonces Dan y Ramiro se fueron después de mirarse.
Cuando Sabrina caminó hacia Fernando, él ya estaba enojado. Su ira se podía ver en su rostro. Y realmente quería abrazar a Sabrina con fuerza y obligarla a abandonar el lugar.
Estaba realmente molesto, pero al mismo tiempo, también estaba preocupado de que algo terrible le sucediera a ella.
Preferiría morir antes que verla en peligro.
Sin embargo, ¡Sabrina nunca lo escucharía!
“¿Por qué viniste? ¿No recuerdas lo que te dije?” Fernando dijo con frialdad.
Sabrina vio su enfado pero lo ignoró. No quería vivir en un mundo sin Fernando.
Ella preferiría elegir ser egoísta.
Ella solo esperaba atravesar el peligroso camino a su lado.
Ella no lo dejaría sin importar qué.
“Quiero estar contigo.” Sabrina hizo un ligero puchero y se apoyó en su cuerpo, tratando de hacerlo sentir mejor.
“Cariño… te he dicho que hay algo que tengo que hacer. Vete a casa, ¿de acuerdo?” El tono de Fernando se volvió suave por
su acción.
Pero el seguía siendo infeliz.
“Arreglaré que venga otro avión. Solo espera aquí“.
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