Aunque Anastasia no sabía qué decir, estaba conmovida de verdad. —Gracias, pero espero que les pida que no vayan más a la tienda. Renuncié a postularme como directora adjunta —suspiró. —¿Cuál fue la razón? —preguntó, ansioso. —Quiero enfocarme en diseño y no tengo habilidades de liderazgo, así que no quiero frenar a la empresa. —¿Por qué no tienes confianza en tus habilidades? ¿No quieres conseguir el aumento? —Mis capacidades tienen límites y solo merezco mi sueldo actual. Gracias por su preocupación, señor Palomares. ¡Pídales a sus familiares y amigos que dejen de ir a la tienda! —dijo Anastasia y colgó la llamada, suspirando de alivio antes de llamar a Fernanda para contarle su decisión, cosa que esta respetó. Después de pasar los últimos meses con Anastasia, Fernanda se dio cuenta de que era una mujer honesta y directa, por lo que le agradaba bastante. Mientras tanto, alguien empezó a divulgar rumores sobre este tema en la recepción y, de inmediato, se convirtió en el tema de conversación de la empresa entera. —Escuché que ahora Anastasia será la directora adjunta del Departamento de Diseño —dijo una mujer en la recepción, que acababa de escuchar el chisme. —Oí que los tres diseñadores del Departamento de Diseño están compitiendo por el puesto —se unió Érica a la conversación, inclinándose—. Seleccionaron una tienda y se definirá la competencia según las cifras del mes. También me enteré de que recibieron ayuda de sus conocidos, pero Anastasia lo llevó a un nivel nuevo. —¿De dónde salieron sus contactos? —preguntó alguien más. —Pues ¿quién más? El presidente Palomares, por supuesto. En persona, les pidió a sus altos cargos que fueran a la tienda de Anastasia. —¡Vaya! —jadearon con sorpresa las demás mujeres que estaban allí. Sin embargo, Érica mantuvo un rostro pálido. Si no hubiera venido a trabajar hoy a la empresa, no sabría que Anastasia estaba ligando con Elías Palomares. Ahora que él quería ayudarla a tener un ascenso y recibir un aumento de sueldo, estaba por reprimir su orgullo y pedirles a sus altos cargos que la ayudaran. Érica pensó: «¿Qué tan cercanos eran como para que hiciera eso por ella?», pues no creería que Anastasia no se acostó con él. —Anastasia es una persona tan desvergonzada. ¿Cómo puede seducir a un presidente? —se burló. Las otras mujeres admiraron su valor; después de todo, nadie en la empresa se atrevía a reprender a Anastasia, mucho menos ofenderla—. ¡Ja! Es una mujer tan sucia. ¿Acaso se merece al presidente Palomares? Qué asquerosa —dijo entre dientes, desesperada por insultarla. —¿Por qué lo dices, Érica? ¡Cuéntanos! ¿Cómo sabes que Anastasia es una mujer tan indecente? —Tuvo un hijo ilegítimo que nació hace cinco años porque se acostó con un hombre. Trabajaba en un club, atendía a clientes y se acostaba con ellos solo para estudiar en el extranjero. Al final, la echaron de casa. —¿Cómo sabes todo esto? —¡Es la hija de la exmujer de mi padre! —admitió Érica, sin poder ocultar más su identidad. —¡¿Qué?! —exclamaron todas en la recepción, sorprendidas, las cuales pensaban: «¡Sí que Érica nos dio un chisme! Con razón fue capaz de conseguir el apoyo del presidente Palomares, ¡porque practicó la seducción de hombres desde hace cinco años!». Érica, al ver que las otras estaban intrigadas por sus palabras, les relató de manera gráfica el pasado de Anastasia, exagerándolo. Luego mencionó que a Anastasia le gustaba que la llamaran la «Princesa del Abismo», «la anfitriona más popular» y cualquier otro apodo que pudiera ocurrírsele. Las chicas de la recepción eran unas chismosas en serie y le contaban a cada persona que se hallaban sobre el pasado de Anastasia, arruinando su reputación más aquella noche, de nuevo. Aunque todos estaban curiosos por saber cómo fue que Anastasia consiguió los contactos de Elías, la mayoría supuso que se había acostado con él. Ahora que se enteraron de su escándalo de hace cinco años, todo pareció cobrar sentido. Así, todos veían a Anastasia como una fácil. Sin embargo, ella, que estaba en su oficina, no sabía lo que estaba pasando. Cuando Alexis se enteró de que Anastasia se retiró de la competencia, se sintió mucho más motivada de conseguir el puesto de directora adjunta. Mientras tanto, un carro lujoso estaba en el estacionamiento. Ray siguió a Elías al tomar el elevador, pero cuando se detuvo en el sexto piso, del Departamento de Diseño, Elías lo miró y le dijo: —Sube primero. Como respuesta, Ray asintió. Justo cuando Elías salió y estaba por ir a buscar a Anastasia, pasó por la oficina y escuchó una conversación detrás del vidrio.
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