Capítulo 300
En el rostro de Alma se podía ver lo disgustada que estaba
¿Está haciendo esto a propósito? Se estaba enfureciendo mientras observaba a Anastasia. Vaya que sabe como escoger los momentos menos oportunos. De todos los momentos en los que pudo haber entrado, tuvo que aparecer justo ahora.
La mirada confusa de Elias aterrizó sobre la mujer que acababa de entrar de sorpresa, por lo que se llenó de alegria al instante.
* ¿Estaba escuchando nuestra conversación desde afuera, Anastasia comenzó a darse a explicar con un tono más serio después de que recobró la compostura.
– Me disculpo, apenas acabo de llegar. Volveré más tarde si es que he interrumpido su conversacion. -Estaba a una nada de darse la vuelta para marcharse después de decir lo suyo cuando una voz masculina la llamó a sus espaldas.
– Aguarda un segundo. -Luego Elias se dirigió a la mujer que estaba en su escritorio y le dijo Alma, ve y familiarizate con tu oficina primero.
El plan de Alma de invitarlo a cenar fracasó de inmediato gracias a la intervención de Anastasia, asi que apachurró sus labios y sonrió para poder responderle:
-Entendido, Elias. Ya me retiro, entonces. -Las dos mujeres se vieron la una a la otra mientras que Alina pasaba a un lado de Anastasia; pese a que estaba descontenta, Alma pudo saludarla con cortesia- Hola -le dijo.
-Qué tal-respondió Anastasia con un mismo tono cortes de voz. La puerta se cerró detrás de ella, lo que no le dio más remedio que mirar al hombre que estaba sentado en el escritorio; no obstante, tan pronto como sus miradas chocaron, ella agachó su cabeza con culpa mientras que caminaba hacia él, luego, sin hacer ruido y con cuidado, colocó el cheque que había estado sosteniendo con fuerza en frente de él – Te devuelvo esto.
La mirada de Elias siguió sus movimientos y frunció el ceño un poco cuando vio el cheque, así que le pregunto:
– ¿Qué es esto? -Por lo que ella despejó su garganta.
-Esta es la donación de los cinco millones que recuperé del jardín de niños El Edén. Por favor, tomelo! -El apuesto rostro de Elías se volvió lúgubre al instante, ino podía creer que Anastasia fuera capaz de hacer un rembolso a sus espaldas!
-¿No mandaste a Alejandro a esta escuela? -Se paró con sumo enojo, dejándola pequeña en contraste con una figura tan grande y alta. Estaba alterada, así que dio un paso atrás por la culpa que sentía para luego poder darse a explicar tan rápido como pudo.
-Yo tengo mis propios límites. Solo le puedo dar a Alejandro la mejor educación que le pueda dar con mis propias manos, no puedo depender de su ayuda. -Él estaba tan enojado después de
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