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¿Tuvimos un hijo novel Chapter 302

Capítulo 302

Ella sabia que eso era algo común que hacían los que iban llegando para poder comenzar del lado bueno de sus colegas, así que Anastasia emitió un pequeño oh antes de tomar el café sin pensarlo más y lo bebió.

— Anastasia, todos están diciendo que la señorita Durazo es un pariente del presidente, ¿tú que opinas? – Gabriela fue con ella para poder estar al tanto de los rumores, pero terminó decepcionada cuando sacudió su cabeza con una risa.

-No estoy tan segura sobre eso. -Lo único que le quedaba por hacer a Gabriela era parpadear sin atención mientras que murmuraba:

-Tampoco sabes, ¿eh? – Anastasia no era una entrometida que esparciria ese tipo de rumores, pues no diría ni una palabra, incluso si Alma fuera la hija del mejor amigo del papá de Elias.

-Ya deja de meter tu nariz en las vidas de los demás y regresa al trabajo! – le pidió a Gabriela. Los instintos de mujer de Anastasia le estaban diciendo que Alma había ido a Burgués por Elias.

«Ah, Elias tiene otra pretendiente una vez más». Ese hombre tenia tantas admiradoras que quien sea que llegara a casarse con el estaría viviendo una vida de matrimonio repleta de preocupación constante, de eso no había duda. Incluso si el jamás llegara a acercarse a alguna mujer, había muchísimas que estaban listas para lanzarse hacia él. Fue en ese momento que el teléfono fijo que estaba en frente de ella comenzó a sonar, por lo que acercó su mano para contestar.

—¿Hola?

-Tal vez no vaya a poder acompañarte a recoger a Alejandro esta tarde, iré contigo mañana. – Sonaba que se estaba disculpando a la vez que le informaba sobre eso con su voz profunda, pero Anastasia supo al instante que él tenía una cita previa para esa noche y que no podría pasar el rato para acompañarla a recoger a su hijo.

-No se preocupe por eso, yo sé que es un hombre ocupado, presidente Palomares. No es necesario que se preocupe por recoger a Alejandro de ahora en adelante – le dijo de manera respetuosa, pero el jugó con ella una vez más con su voz tan atractiva:

-¿Estás enojada?

«Pero claro que no estoy enojada». Pensó a la vez que le respondía:

-¿Por qué debería de estarlo? Presidente Palomares, usted se imagina demasiado las cosas. – Pero el hombre todavía agregó otra explicación:

-Tengo una cena a la que no puedo decir que no esta noche.

-No tiene que darse a explicar ante mí. —Tan pronto como terminó de decir eso, colgó el teléfono y se fue de la oficina al sentirse un tanto irritada. Fue a la despensa para conseguirse un vaso de agua de limón, pero justo en el momento que iba a buscar un lugar en donde sentarse, escuchó que alguien más entró por la puerta. Alma tenía pegada encima a un empleado algo viejo

que resultaba ser soltero.

-Señorita Durazo -la fastidio-. ¿Está disponible esta noche? Deberiamos ir a cenar juntos. — Pero ella solo giró con una sonrisa respetuosa en su rostro para rechazarlo.

– Mis disculpas, pero yo ya tengo una cita para esta noche. -Cuando la escuchó, el hombre intentó hablar con indirectas para poder conseguir más información.

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