Capítulo 304
La mirada de Elías poco a poco se volvia cada vez más sombría al paso que escuchaba como ella lo mandaba a estar con otra mujer; con brazos cruzados, la miró directo a los ojos y le preguntó:
– ¿Disculpa? – Ella perdió al instante el espiritu de lucha y comenzó a tartamudear:
-¡Estoy haciendo esto por su propio bien! Usted necesita de una mujer a su lado y puedo decir que es toda una coincidencia que la señorita Durazo se sienta atraida por usted…
-Yo no necesito una mujer – la interrumpió de manera intencional-. Pero tú eres la única mujer a la que quiero.-Luego se acercó lentamente hacia ella para llegar a un alto en frente de
ella-. Date prisa y entrégate a mí si es que en verdad te preocupas por mí.
Anastasia se puso tensa sin darse cuenta y lo único que hizo fue soltar una risa avergonzada mientras le decía:
-Espero que disfrute su noche. -No obstante, él aún parecía estar un tanto descontento. A la vez que Elías se daba la vuelta para marcharse, aventó estas siguientes palabras de un modo casual:
-Regresaré para buscarte más tarde.
-Oh, no necesita hacer… – Estaba a un segundo de reprenderlo cuando salió de la oficina y cerró la puerta detrás de él, por lo que ella fue a sentarse en su silla; ya no se encontraba de humor como para trabajar en primer lugar, pero su cabeza no era un completo desastre después de tener esa conversación con Elías. Su celular comenzó a sonar en ese preciso momento y ella contestó al ver que se trataba de Franco-. Hola, papá.
-Anastasia, ¿tienes tiempo para esta noche?
– ¡Sí! Ocurre algo, papá?
-Quiero que vayas a cenar con Mario esta noche, tiene algo que contarte sobre la empresa. Puedes dejar al pequeño Alejandro bajo mi cuidado.
-¿Algo le ocurrió a la empresa, papa? – preguntó la hija con preocupación.
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