Capítulo 318
Elías asintió.
-Ponlas ahi. – Fernanda veía con preocupación a Anastasia, quien observaba a la caja de joyería que estaba en la mesa; ella se burlaba en su corazón, pues suponía que ese hombre estaba haciendo un esfuerzo extra por cortejar a Alma. iHasta había comprado pulseras de pareja!
-Si es que no requiere de nada más, voy a regresar a mi trabajo -dijo Anastasia con indiferencia cuando ya no quiso estar ahí ni un segundo más.
– Cuida de ti misma, Anastasia. No te ves muy bien. -Estaba preocupado mientras que la veía de la espalda.
-Estoy muy bien le respondió sin siquiera girar su cabeza. —No necesito de su preocupación, presidente Palomares.
El la había invitado a su oficina con el único propósito de hacerle saber sobre las pulseras y era algo que ahora había cumplido. En el preciso momento que ella llegó a la puerta, se detuvo por completo y se dio la vuelta para ver al hombre a la cara, quien estaba sentado en el sofá. Le preguntó con un tono profundo:
-He escuchado de que está saliendo con Alma, presidente Palomares. ¿Es eso cierto? – Era mucho mejor para ella escucharlo de su boca que de todos los rumores que salian de las bocas de los demás.
-¿Quién dijo eso? ¿En verdad eso es lo que está pasando? – Elías subió un poco su frente y le dio una respuesta que no admitía a esos rumores, pero que tampoco los negaba. Eso le molestó al corazón de Anastasia y se dio media vuelta para irse con total determinación cuando escuchó su respuesta que evadía su pregunta. El apretó su puño con fuerza mientras observaba cómo se retiraba.
«Se ve muy desgastada, cestaré yendo demasiado lejos con mis acciones?».
Ella no regresó a su puesto después de que salió de la oficina presidencial; en cambio, se fue del estudio y pasó un tiempo a solas en un café que estaba a la vuelta de la esquina porque su mente era todo un desastre.
Mientras tanto, Alexis entró a la habitación de Anastasia con un vaso de café en la mano; estaba entusiasmada por ver su triste aspecto después de que la cortaran, pero no espero que no hubiera nadie dentro y tenía pensado irse. Pero fue en ese momento que vio unos cuantos bocetos en la mesa y se le vino una idea a la mente; examinó los bocetos y la dejaron atónita en su lugar. Eran completamente increíbles, estaban inspirados en el concepto de un cielo estrellado; los bocetos eran impecables y trazados a la perfección, como si fueran una creación natural. La envidia se apoderó de su corazón, así que sacó su celular tan rápido como pudo para fotografiar los bocetos antes de apresurarse en regresarlos al lugar exacto en donde estaban para salir de la oficina de Anastasia.
No había ni un alma cuando Alexis salió, por lo que nadie se percató de su presencia; ahora con
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