Capítulo 36
«¿De dónde vino este niño?
—–Señor, por favor apresúrese y lléveme. iNo puedo aguantarme más!– El pequeñin tomó de los pantalones de Elias mientras gritaba con el rostro rojo. Elías respondió en voz baja: –Está bien, te llevaré.
Las puertas del elevador se volvieron a abrir con su característico sonido. Se inclinó para llevar al niño en sus brazos mientras se dirigía hacia el baño. Elías llevó al niño dentro y vigilo mientras el pequeñin hacia sus necesidades. Después de que el pequeñin habia terminado, suspiró con satisfacción antes de finalmente recordar en darle las gracias al guapo caminante.
––Gracias, señor.
–¿Cuál es tu nombre? ¿Y por qué estás aquí? –Elías no pudo evitar preguntar con curiosidad.
–Mi nombre es Alejandro Torres y vine a acompañar a mi mami al trabajo –respondió Alejandro con una voz clara.
Elias frunció el ceño. —¿Tu madre es Anastasia Torres?
––¿Conoce a mi mami, señor?
Él también estaba dando una puñalada en la oscuridad. Anastasia era una madre soltera, así que probablemente su hijo tenía su apellido. El pequeñin salió corriendo y lavó sus manos. Mientras miraba al reflejo del hombre alto en el espejo, dijo repentinamente: –iSeñor, nos parecemos!
Elías se congelo antes de examinar sus rostros seriamente y se daba cuenta de que efectivamente se parecían.
––Señor, ¿está soltero? ¿Tiene novia? –El inquisitivo pequeñin levantó la cabeza y preguntó.
Elías podía ver lo que el niño estaba pensando detrás de esos enormes ojos suyos. Sin embargo, a pesar de saber las intenciones del niño, dijo la verdad. –Si, estoy soltero. No tengo novia.
–Entonces, Consideraría a mi mami? Es joven, hermosa y tiene una buena figura. También es ainable y gentil, además de eso cocina muy bien.– El pequeñin comenzó a promocionar a su madre. Él quería resolver los problemas de su abuelo y también buscar un hombre que cuidara de su mami.
La sorpresa apareció en los ojos de Elías. «Este pequeñin es muy interesante» pensó. Entrecerró sus ojos y respondió: —Entonces tendrás que preguntarle si está dispuesta a casarse conmigo. Si lo está, estaré dispuesto a tomar su mano. –El niño pestañeó con sus grandes ojos, feliz de saber que todos amaban a su madre. Después de todo, este hombre guapo dijo que estaba dispuesto a casarse con ella de inmediato.
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