Capítulo 364
iHazlo, Ray! ordenó Elias
– Presidente Palomares… -dijo Ray sin poder evitarlo, pues cincuenta por ciento de las acciones del Corporativo Palomares era una enorme suma de bienes, después de todo. Luego de transferir con exactitud el monto, él estaba seguro de todos los problemas que el presidente iba a tener; de repente, Elías volteó a verlo con los ojos inyectados en sangre.
– iTe dije que lo hicieras! – enunció.
Ray pudo darse cuenta por su mirada que el cincuenta por ciento de las acciones del Corporativo Palomares eran nada en comparación a la vida de Anastasia; ya que tenía que obedecer las ordenes de Elias, Ray se apresuró a regresar al auto, agarró la laptop y empezó a llevar a cabo los procedimientos. Cuando Anastasia miró a Elías, pudo notar el nerviosismo y la preocupación en sus ojos; a él ni siquiera le importaba dar más de la mitad de las acciones del corporativo a la persona que más resentía. Raúl causó la muerte de sus padres, pero para salvarla, estuvo dispuesto a aceptar la petición irracional de este; mientras cerraba sus ojos, Anastasia recordó un movimiento de defensa personal que había aprendido con anterioridad. Aunque no lo había practicado antes, pensó que valia la pena intentarlo, al fin y al cabo, ino podía dejar que Elías transfiriera las acciones, así como así!
Por otro lado, Raúl echó un vistazo a la mujer que estaba amenazando y la tomó de su cara pálida mientras esta cerraba los ojos; bajó la guardia cuando miró que tan débil era. Luego, movió su vista hacia la láptop de Raúl, pues quería ver el documento legal de transferencia de acciones de manera inmediata, pues nunca espero que Anastasia valiera tanto. De hecho, había subestimado
el peso de ella en el corazón de Elías; en ese momento, Ray tecleó en la láptop y levantó su cabeza para dar un anuncio.
– Terminé.
Al escuchar eso, Raúl se emocionó, mientras que Anastasia respiro profundo y se aferró a la mano de este con dureza antes de golpear su brazo con su codo después de sentir como aflojó el cuchillo que tenía al cuello. Una vez que el cuchillo quedó alrededor de unos treinta grados de distancia de su cuello, ella giró su cabeza con rapidez y logró escaparse de su agarre; no obstante, en el momento en que ella se agachó, sintió una cortada filosa en su oreja. Ella no se dio cuenta cuando fue que Elías notó que estaba luchando, pero el hombre sintió que su corazon se paró por unos segundos cuando vio lo que ella acababa de hacer, así que, a la velocidad de la luz, extendió su brazo y la envolvió en su pecho.
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