Capítulo 88
Oh, Dios mío! ¡Cómo quiero darme una patada a mí misma!». La mente de Anastasia estaba completamente en blanco aun cuando ya se le había pasado el micrófono, pues ella no era capaz de decirlo.
-Dilo, mami! – En ese instante, Alejandro se encontraba parado a un lado de ella y tiró de su pantalón con anticipación, por lo que no le quedó más opción que decirlo sobre el micrófono tan rápido como pudiera.
-Te amo, querido esposo. -Al decir eso, ella quería bajarse del escenario de inmediato, pero la imparable voz de la directora resono una vez más.
-¿Qué tal si dejamos que el papá de Alejandro le dé un abrazo a su mamá ahora? —Anastasia se encontraba atónita cuando el brazo de Elías se aproximó para rodear su cintura, ella fue presionada contra su pecho justo después y empezó a oler el aroma de sus feromonas masculinas. Mientras tanto, la multitud comenzó a aplaudir antes de que ella por fin pudiera recobrar los sentidos para alejar a Elías de manera inconsciente. Cuando bajaron del escenario, Alejandro regresó con rapidez a su asiento mientras que Elías volvía al suyo a un lado de Anastasia; no obstante, ella temía voltear a verlo y lo único que deseaba era que las actividades en familia terminaran tan pronto como fuera posible.
Para su suerte, las actividades en familia que siguieron eran entre los niños de otras clases con sus madres. La ceremonia de premiación comenzó alrededor de las 4:00 de la tarde y Alejandro regresó contento con un pequeño trofeo de cristal para él; por fin, ella pudo dan un suspiro de alivio cuando la directora anunció el fin de la ceremonia, pues ya no podía esperar para poder irse con su hijo.
Todos los padres se dieron cuenta de que Elías conducía un Rolls-Royce Phantom que costaba millones cuando ellos se subieron a su auto. Mientras tanto, Alejandro exclamó dentro del vehículo:
– Señor Palomares, usted fue tan genial el día de hoy!
-Apuesto a que estás exhausto! ¿Qué tal si te invito a cenar esta noche? -ofreció Elías después de girar un poco su cuerpo. Sin embargo, Anastasia rechazó su oferta por él.
–No, está bien. Me llevaré a Alejandro a casa.
-Marní, el señor Palomares no debería tener que invitarnos a comer porque la cosa es al revés. Qué tal si salimos a comer algo esta noche? Tú invitas. — Alejandro ya tenía todo planeado. Del otro lado, Anastasia no quería aparentar ser tacaña e ingrata en frente de su hijo; además, supo que Alejandro tenía razón y que debía recompensar a Elías por ayudar a su hijo ese día.
-Está bien. En ese caso, te invitaré algo de comer -le dijo Anastasia al hombre que conducía,
—Claro. Hacia dónde vamos?
– Hay que ir al restaurante que sirve platillos locales que está bajando mi casa! –Ella no quería viajar muy lejos porque todavía tenia que asear a su hijo más tarde.
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