Capítulo 93
Anastasia se enrolló dentro de una cobija con su cabello esparcido y hecho un desastre cuando recobró un poco de su conciencia y después de saber que estaba a salvo; a pesar de eso, los efectos de la droga todavía la atormentaban sin cesar. Al momento de darse cuenta de la presencia de Elías, ella sintió que su razón se le escapaba de su persona para luego sentir el repentino deseo de querer abrazarlo.
-Me… ¿Me puedes abrazar? — Anastasia experimentaba escalofríos y calor repentino al mismo tiempo, por lo que se sentía sumamente incómoda. Elias sabía lo que ella quería, por lo que se acercó para poder jalarla entre sus brazos y así abrazarla con fuerza; mientras tanto, ella alzó la mirada para mirar la frente y la nariz esculpida del hombre. Ella podía ver un aspecto de i gentileza en los ojos de ese hombre desde su punto de vista y eso la estaba atrayendo. La mirada de Elías se sintió como el toque de unas plumas en el corazón de Anastasia antes de que su comportamiento impulsivo cometiera algo que no iba con su personalidad; al siguiente instante, ella se puso derecha y sostuvo el rostro de Elías para colocarle un beso en los labios. A la vez, él se puso tenso.
«¿Está intentando utilizarme como una cura?». Aun así, él sabía que todo lo que ocurría no era algo que ella haría de manera voluntaria debido a que ella no pensaba con racionalidad, por lo que no había necesidad de que él se sintiera contento al respecto. De hecho, podía ser que ella se arrepienta de lo que pasó cuando recobre la conciencia; en todo caso, rechazar a Anastasia ponía a prueba el autocontrol de Elías. Cuando el probó sus labios, pudo sentir como perdía el control por completo antes de que agarrara su delgada cintura con sus fuertes brazos; Elías la hacia él justo después y tomó dirección de lo sucedido para que luego los dos cayeran a la cama. Ese beso abrió la caja de Pandora y ya no había manera que se pudiera poner un alto.
– No obstante, la realidad era que Elías no intentó hacerle algo a Anastasia. Mientras que ella seguía
en su estado de confusión, él la levantó y la llevó al baño para colocarla en la tina; el agua estaba más fresca que de costumbre debido a que era una noche de verano. En ese momento, el cuerpo de la mujer fue sumergido bajo el agua mientras que ella colocaba su cabeza al borde de la tina y gemía con debilidad. Ahora que su razón empezaba a regresar, ella alzó la mirada antes de que su mente quedara en blanco por unos momentos; después de recobrar los sentidos, Anastasia se sintió tan avergonzada que quería desaparecer.
«¿Acaso lo obligué a besarme?». De hecho, ella también recordó que se ofreció a él.
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