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Enamorándome de mi esposa provisoria novel Chapter 116

Capítulo 116

Kathleen se dio la vuelta.

-Sr. Macari, hemos ceriado.

-Lo sé. – Samucl la miro desde arriba.

Hoy llevaba el pelo trenzado. Con un jersey rojo y unos vaqueros negros, tenia un aspecto excepcionalmente juvenil y bonito.

Cuando se puso detrás de ella antes, no dejó de contemplar la hermosa nuca de ella. Sus recuerdos flotaron hasta cuando acababan de casarse. Había dejado innumerables marcas en ese punto exacto. Cada vez, Kathleen se quejaba de que no podía salir así. En aquel entonces, era tan timida, gentil, obediente y seductora.

-Entonces, ¿por qué no te vas todavia?-preguntó Kathleen con frialdad.

-Tengo algo que decirte. -Samuel sonrió significativamente-. No puedo decirlo aquí. Te espero en el coche.

Kathleen frunció el ceño.

De repente, Samuel se agachó y le susurro junto a la oreja:

-Se trata de la familia Yoeger. Tú lo sabrias.

Con eso, se dio la vuelta y se fue.

Kathleen frunció el ceño. «¿Está diciendo la verdad o me está mintiendo?>>

Sin embargo, era más seguro creer que era la verdad si se trataba de algo asi. Después de todo, lo que Samuel le dio la vez anterior fue bastante útil.

Ahora bien, Iván ya habia sido detenido.

Se entero de que Vanessa estaba tratando de sacarlo de apuros. Con todas las pruebas fuertes, era dificil que Vanessa lo consiguiera también.

Y lo que es más importante, Kathleen se entero de que un pez gordo estaba presionando a JC, para que lván no pudiera salir bajo fianza.

«¿Samuel también está detrás de esto?»

Frunció los labios. Como era más importante para ella investigar los antecedentes de su madre, decidio reunirse con el.

Después del trabajo, Kathleen fue a buscar a Samuel.

Su Maybach negro estaba aparcado junto a la carretera.

Mientras tanto, se sentó en el coche, con una mirada melancólica e ilegible.

Mientras miraba la exbelta ligura de Kathleen, sus labios se curvaron en una suave sonrisa.

«Este adorable conejito ha caldo en la trampa»),

Kathleen subió al coche, se sento junto al asiento del conductor y preguntó:

-¿Qué sabes?

Samuel sonrio, sus ojos tan oscuros como la tinta.

–Mi queridísima señorita Johnson, ahora me está suplicando un favor. ¿Por qué actúas como si te debiera?

Ella frunció los labios.

Sabiendo que antes había sonado bastante impaciente, cambio de actitud y dijo:

-¿Hay algo que quiera decirme, señor Macari?

Una mirada divertida cruzó los ojos de Samuel mientras le pasaba una carpeta a Kathleen.

Estaba aturdida. «¿Me lo está dando con tanta facilidad? Al fin, está actuando como un ser humano decente».

Cuando abrió el archivo, se sorprendió.

-¿Qué es esto? – Kathleen frunció el ceño- ¿Empeoró la enfermedad de Zachary?

– Por eso Vanessa está eliminando como loca a todos los que pueden afectar a los intereses centrales de los Yoeger. -Samuel la miró de reojo-. Ten cuidado.

Kathleen dudó.

-Mi hermano y yo no sabemos nada de esto,

-Vanessa lo ocultó bien. Tuve que gastar mucho dinero antes de recibir esta información -reveló Samuel-. Unos cuantos millones sólo por un arroz frito con huevo.

Kathleen se quedó sin palabras.

-Te lo pagaré. -Hizo un mohin-. Le pediré a mi hermano esos pocos millones.

Un destello agudo cruzó la gélida mirada de Samuel. Reprimiéndolo, sonrió.

-¿Quieres más información?

–¿Los tienes? -Kathleen se sorprendió.

-Puedo averiguar información que tu nunca podrás conseguir. Samuel la miro con una expresión ilegible.

No lo nego

Mientras tanto, Samuel seguia mirándola relajada y pacientemente.

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