Capítulo 48
– Por que soy un monstruo? -preguntó Samuel-, Viste la pelicula con Christopher. ¿Por qué no puedes verla conmigo?
Kathleen se sento crguida. Su bello rostro parecia cansado y enfadado, pero seguía siendo bello.
– Qué hicimos Christopher y yo? ¿Te he pedido alguna vez que hagas conmigo lo mismo que haces cuando sales con Nicolette?
Aloir eso, Samuel la miró y dijo:
-Te vas a arrepentir.
-Tienes razón. Me arrepentiré -bajó la mirada y añadió- ¿Por qué deberia torturarme experimentando los dulces momentos que pasas con otra mujer?
Samuel no quiso dar más explicaciones. Además, Nicolette y él no eran considerados una pareja dulce.
Tiro de Kathleen en sus brazos y la abrazo por la espalda.
-Ya basta. Siempre que empiezo una conversación contigo, te sales del tema. Vere la película yo mismo, y tu puedes seguir durmiendo.
Kathleen se quedó sin palabras. «¿Me he salido del tema? Fue él quien sacó el tema primero», se burló. Sin embargo, le encantaba estar en sus brazos. Cuando no se peleaban, le encantaba acurrucarse en su abrazo.
Para ella, su pecho era siempre calido. Además, tenia un aroma unico y refrescante que sólo tenían los hombres maduros.
Desde joven, él había sido reacio a acercarse a los demás. Aunque eran una pareja normal cuando se caso con ella, rara vez tomaba la iniciativa de abrazarla.
Sin embargo, a ella le encantaba estar asi. Nunca la apartó, y con el tiempo, se acostumbro a ella. Se habia acostumbrado a esa posición, a tener una mujer dulce e inocente a su lado y a ser la única persona para la que ella tenia ojos.
Justo entonces, pensó de repente en las palabras de Christopher: «¿Kathleen me ama solo porque se equivocó de persona y cree que soy su salvador? Si descubre la verdad, ¿no dudará en divorciarse de mi?»
Aunque Samuel estaba viendo la pelicula, su mente estaba en otra parte. No pudo evitar rodearla con sus brazos con más fuerza porque odiaba la sensación de estar fuera de control. La primera vez que tuvo la misma sensación de malestar fue hace tres años. Fue un mes después de que se casaran.
Una vez, vio a Kathleen y a Christopher charlando alegres Habia invitados en la casa y no sabian que estaban casados. Sin embargo, conocian la relación de Kathleen con la familia Macari, asi que sugirieron en broma que Kathleen y Christopher fueran pareja. Incluso mencionaron que los dos parecían una pareja perfecta
En ese momento, Samuel se sintió un poco inseguro e inquieto. Sin embargo, ese sentimiento desaparecio esa noche. La habia obligado a subirse a la cama y le había dicho que le dijera que le queria.
En ese caso, ella fue dulce y obediente. Hacia todo lo que el le pedía y satisfacía todos sus deseos. Samuel sintió de repente que su extraño comportamiento con ella se debla a que ella siempre le consentia.
Al día siguiente, fue después de que Kathleen se despertara cuando se dio cuenta de que Samuel la estrechaba entre sus brazos. Luchó por liberarse:
-Tengo calor. Suéltame.
La temperatura corporal de Samuel solia ser un poco alta.
Por eso, a ella le gustaba abrazarlo en invierno. Su cuerpo estaba débil y le daba miedo el frio. Por eso, estar abrazada a Samuel la ayudó a dormir tranquila.
Sin embargo, las cosas habian cambiado. Samuel sabía que a Kathleen no le molestaba el calor y que solo era una excusa para ocultar que ya no le gustaba su abrazo.
De seguro Christopher tenia la culpa.
-No tengo calor-susurro Samuel mientras la rodeaba con sus brazos. Ella se quedó sin palabras.
– Por cierto, todavía no me has dado el acuerdo de divorcio. Prometiste dármelo.
-¿Por que tienes tanta prisa? -preguntó con frialdad-. Si no nos divorciamos, ese pedazo de papel será un desperdicio. Tenemos que pensar en el medio ambiente.
Aloir eso, Kathleen se quedó sin palabras. «¡Qué idiota!>>
-Samuel, eres el director general de una gran empresa. ¿Cómo puedes no cumplir tu promesa? – preguntó enfadada. Era temprano y ella acababa de despertarse, por lo que su voz era ronca y seductora.
Aloir eso, las manos del hombre comenzaron a recorrer su cuerpo de arriba abajo. Kathleen resoplo y dijo:
– Basta. No quiero hacerlo. Me prometiste que no tendrías sexo conmigo durante todo este mes. Si sigues rompiendo tus promesas, me enfadaré de verdad.
No le faltaba temperamento ni limites.
Samuel la miró y respondió:
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