Capítulo 63
– Eh? – Kathleen se sorprendió ante la sugerencia. Entonces recordó el aspecto de Samuel justo antes de irse
A veces, cuando ella le hablaba con suavidad, él sonreía. Por lo demás, apenas cra amable con los demás. Kathleen temia quc la familia se desanimara por su fría actitud.
-Sólo pidele que entre
sonrio Federick.
Kathleen parecia bastante avergonzada.
– Bien
Cuando bajó las escaleras, Samuel ya había llegado a la entrada de la villa.
–La señora Evans le pide que nos acompañes a cenar, ya que está aqui –comentó Kathleen. Luego, lo observo con aprensión y añadió-: Eso si quieres subir.
Samuel miró a su tímida esposa y le dijo con frialdad:
-¿Por que tengo la sensación de que no quieres que te acompañe?
Kathleen se encogió de hombros al responder:
-No es eso. Nunca me presentas a tus amigos, pero conoces a todos los mios. No me parece justo.
Samuel se quedó sin palabras,
-Entonces, ¿vas a subir?
Samuel bajó del coche, lo que indicaba que había aceptado la invitación. Kathleen lo llevó arriba y entraron juntos en la residencia de los Evans.
La familia vivia en una mansión. Y Lily dudó un poco cuando vio a Samuel.
– Esta es la Sra. Evans, mi antigua vecina que también me vio crecer. Sra. Evans, este es mi… marido – Kathleen hizo las presentaciones necesarias.
Parecia reacia a dirigirse a él como su esposo. Y la expresión de Samuel se volvió fria cuando se percato.
-Sr. Macari, ¿cómo está usted? -Lily saludó con amabilidad.
-Sra. Evans, no hay necesidad de ser tan formal. Ya que usted es la mayor de Kate que la vio crecer, también es mi mayor -Samuel sonaba educado pero indiferente y distante.
-Sr. Macari, por favor tome asiento
le sonrio. El asintió.
Justo en ese momento, Federick salió, llevando a Madeline, que era una nina muy adorable, y tenia un aspecto querubico. No hablaba mucho y apenas hacia contacto visual
-Madeline, saluda al Sr. Macari-quio su padre con paciencia. Ella no respondio.
-Sólo llámame Samuel. ¿No llama a Kate por su nombre? – su tono era cortante y poco amistoso. <;Por qué debería llamarme Sr. Macari?», penso.
Kathleen de su manga.
Tienes que ser tan mezquino?», se molestó.
Samuel tomó su suave y pequena mano entre las suyas. Kathleen fue incapaz de apartarse.
–Vamos a comer. – Federick sonrió con complicidad y los condujo al comedor. Cuando todos estaban sentados, intento alimentar a Madeline con una cuchara,
La niña era muy obediente cuando comia. Sólo lo hacia cuando su padre la alimentaba. Cuando no, se sentaba sola y tranquila.
A pesar de ello, Federick fue muy paciente y no mostró signos de irritación en absoluto. Kathleen miró con envidia a Federick y Madeline.
Samuel se sintió resentido cuando vio que la mirada de su esposa se fijaba en el padre y la hija. «¿Ese tipo es tan guapo que tiene que seguir mirándolo?»
-Sr. Macari, le gustan los niños? Si es así, deberia tener uno con Katie. Es una chica muy buena. Estoy seguro de que dará a luz a una hermosa hija como ella –Lily tuvo la impresión de que Samuel estaba mirando a Madeline.
El se giró para mirar a Kathleen y contestó en tono seco:
-Todavía es joven.
Lo que quería decir es que aún tenían muchos años por delante.
Kathleen bajó la cabeza y comió su cena. «¡Lo sabia! Estabas mintiendo cuando dijiste que querias un hijo. Mentiroso! ¡Hipócrita!», penso. Sintió que su ira aumentaba al pensar que Samuel solo intentaba engatusarla para que donara su médula ósea a Nicolette.
De repente, Madeline habló:
-Katie, no te enfades.
Atonita, levantó la vista y parpadeó varias veces. Madeline dejó su asiento y corrió hacia ella. Extendió la mano para acariciar su cabeza.
-No te enfades.
Fue un momento agridulce para Kathleen.
Sentia que Madeline era un ángel. La niña pudo percibir que se sentia mal y quiso consolarla.
No era del todo cierto que Madeline no pudiera comunicarse con nadie fuera de su mundo.
Kathleen froto la cabeza de Madeline con cariño.
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