Capítulo 123
-André, suéltame ya. Si seguimos perdiendo tiempo, Thiago podría morir.
Araceli se colocó frente a Sabrina, interponiéndose como un muro entre ella y el niño.
–Señorita Ibáñez, entiendo su preocupación. Pero seamos realistas, ninguno de nosotros tiene la preparación adecuada. No podemos arriesgarnos a improvisar primeros auxilios, sólo empeorariamos su condición.
-Lo mejor es dejar esto en manos de un verdadero profesional.
-¿Profesional? -Sabrina esbozó una sonrisa cargada de desprecio-. Si fuera un verdadero profesional, no estaría intentando hacer una resucitación cardiopulmonar sin sentido.
El rostro del hombre se encendió de indignación.
-Tiene problemas para respirar y está en riesgo de un paro cardíaco. La reanimación es para estabilizarlo. ¿Cuál es tu maldito problema?
-¡Quítate, mujer! No finjas saber de medicina cuando claramente no entiendes nada, solo porque este señor ofreció mil millones de recompensa.
Araceli juntó las manos en súplica.
-Señorita Ibáñez, la vida de Thiago está en juego. Si es por el dinero, cuando el doctor termine de atenderlo, le daremos lo que pida, ¿está bien?
André recordó cómo Sabrina había dejado a Thiago en casa por dinero para ir a cuidar a otros niños, y la furia se reflejó en su mirada.
-¿Te has vuelto loca por la ambición? ¡Thiago está así y tú sigues pensando en el dinero!!
Los espectadores comenzaron a murmurar contra Sabrina.
-Por Dios, esta mujer está bloqueando a quien quiere ayudar, y todo por dinero. Qué poca vergüenza.
-Oiga señorita, estamos hablando de una vida. Cada segundo cuenta. ¡No retrase la atención!!
-Si algo le pasa al niño, justed será la responsable ante la ley!
Sabrina intentaba desesperadamente acercarse a Thiago, pero André la sujetaba con firmeza por la muñeca.
Por más que forcejeaba, no lograba liberarse del agarre férreo de André.
Con los ojos enrojecidos por la desesperación, Sabrina gritó:
-¡André, si dejas que este charlatán lo toque, va a matar a Thiago! ¡Soy su madre, conozEO SU condición mejor que nadie!
Un destello de duda atravesó la mirada de André.
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Araceli intervino con voz entrecortada por el llanto:
-¡André, por favor, salva a Thiago! Está muy grave, ¡podría no lograrlo!
El médico se quedó perplejo al descubrir que aquella mujer que había aparecido tan repentinamente era la madre del niño.
Mientras dudaba, André habló con autoridad:
-¡Atiende al niño, ahora!
El doctor salió de su estupor.
“Esta mujer es su madre, probablemente conoce bien su historial médico. Tal vez… realmente no deba hacer la reanimación.”
Sin embargo, la tentación de los mil millones era demasiado poderosa.
SA
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