Login via

La Guerra de una Madre Traicionada novel Chapter 135

Capítulo 135

-¿A qué se debe este alboroto? -una voz masculina de timbre profundo irrumpió en la habitación, silenciándose al instante al contemplar a Araceli con la piel enrojecida.

André se precipitó hacia el interior, apartando a Sabrina con un movimiento brusco.

-Araceli, ¿te encuentras bien?

Sabrina, quien había velado toda la noche sin probar bocado, consumida por la angustia que le provocaba el estado de Thiago, se encontraba al límite de sus fuerzas. El empujón de André la desestabilizó por completo, y solo evitó desplomarse cuando su cadera impactó contra el borde de la mesa.

La piel de Araceli mostraba ya dolorosas ampollas causadas por el líquido hirviendo.

Esta vez no necesitó fingir; el dolor era genuino, arrancándole lágrimas que rodaban por sus mejillas.

-André, desconozco qué ofensa le causé a la señorita Ibáñez. Simplemente me arrojó la sopa encima sin motivo aparente

Fue entonces cuando André reparó en la presencia de Sabrina, con el rostro desprovisto de color tras el impacto.

La noche en vela había dejado a Sabrina con un aspecto lamentable, casi irreconocible.

André permaneció estupefacto por un instante, pero su semblante se endureció inmediatamente.

-Sabrina, ¿qué insensatez estás cometiendo ahora?

El golpe en la cadera había provocado en Sabrina un vértigo momentáneo, y el dolor le impedía articular palabra alguna.

Araceli sollozaba con expresión desamparada.

-Quizá la señorita Ibáñez aún conserva el resentimiento por lo ocurrido ayerLo lamento profundamente, todo es responsabilidad mía, casi pongo en peligro la vida de Thiago

-Yo suponía que alimentos como las nueces, que Thiago no debe consumir, la señorita Ibáñez nunca los permitiría cerca, pero

Mientras pronunciaba estas palabras, Araceli se incorporó, con la clara intención de

arrodillarse ante Sabrina.

-Señorita Ibáñez, golpéeme si así lo desea, estoy dispuesta a aceptar cualquier castigo que considere justo.

André la sujetó para impedírselo, con voz inflexible.

-¡Araceli, ¿qué pretendes hacer?!

1/3

19.25

Thiago también intervino en la discusión.

-Señora Vargas, usted no tiene culpa alguna, tampoco sabíamos que el pastel contenía nueces en su interior.

Thiago prosiguió apresuradamente:

-Ordenamos lo mismo que mamá pidió en su mesa, no fue una acción deliberada de la señora Vargas. Si mamá no hubiera solicitado pastel de nueces, yo no habría ingerido nueces por accidente.

El dolor del impacto comenzaba a remitir cuando Sabrina escuchó las palabras de Thiago.

Su corazón, ya congelado, se fragmentó con un crujido silencioso.

Sabrina contemplaba atónita al pequeño por quien había pasado la noche en vigilia angustiosa.

Thiago miraba a Araceli con expresión afligida y anhelante.

Luego, Sabrina dirigió su mirada hacia André.

André observaba a Araceli con el entrecejo fruncido, los labios tensados y gesto severo.

Nadie mostró preocupación por si ella había resultado herida tras el empujón.

Nadie le dirigió pregunta alguna.

Sabrina esbozó una sonrisa vacía, mientras sus ojos se humedecían sin explicación aparente.

Qué ingenua.

Qué absolutamente ingenua he sido.

Sabrina cerró los párpados un momento, y al abrirlos de nuevo, sus pestañas aún retenían lágrimas que se negaban a caer, pero su mirada había recuperado la claridad.

Sin dirigirse a nadie en particular, avanzó hacia la salida con rostro impasible.

Su muñeca fue apresada súbitamente, y la voz de André resonó a sus espaldas.

-Sabrina, ¿hacia dónde te diriges? Araceli no actuó con premeditación ayer, ¿es necesario que continúes agrediéndola?

-Suéltamela voz de Sabrina destilaba una frialdad cortante.

Comments

The readers' comments on the novel: La Guerra de una Madre Traicionada