Capítulo 155
Araceli sintió cómo su desbordada emoción se evaporaba de golpe, como si le hubieran arrojado agua helada al rostro. La lucidez regresó a su mente en un instante. Comprendió que habia perdido por completo la compostura. Antes, cuando Sabrina intentaba ponerle una mano encima, ella simplemente derramaba algunas lágrimas fingidas, se hacia la victima, y tanto André como Thiago se ponian incondicionalmente de su lado. Pero ahora, primero Romeo la habia descolocado con su astuta estrategia, y después Sabrina, con aquellas bofetadas, la habia hecho perder los estribos, llevándola a actuar de manera completamente irracional.
-Me está doliendo mucho la cabeza… -murmuró Araceli, llevándose una mano a la sien y fingiendo recobrar la conciencia súbitamente-. Perdóname, André, creo que me dio otra crisis…
—¿La señorita habrá sido alguna damisela victoriana en su vida pasada? Qué impresionante colección de enfermedades tiene, ¿no crees? -comentó Sabrina con una risa sutil.
Araceli, que ya había recuperado la sensatez, ignoró deliberadamente el sarcasmo de Sabrina y dejó que las lágrimas resbalaran silenciosamente por sus mejillas.
-Señorita Ibáñez, Romeo, lo siento tanto… Los asustė, ¿verdad?
—Señorita, ¿no me diga que ya olvidó todo lo que acaba de pasar? -inquirió Gabriel, mirándola con expresión cargada de significado.
-No–Araceli esbozó una sonrisa forzada-. Lo recuerdo perfectamente, es solo que… a veces me cuesta trabajo controlar mis emociones.
-¿Ah si? -Gabriel arqueó las cejas con fingida sorpresa- ¿Además de su enfermedad grave, la señorita sufre de otros padecimientos? Caramba, que una señorita con tantos males tenga que disculparse con nuestro Romeo… ¿no sería demasiado pedir?
-No, en verdad fue mi culpa —Araceli se acercó a Romeo con pasos cortos-. Romeo, disculpame, es que me sentí mal hace rato y no pude controlar mis emociones, por eso te empuje. ¿Podrías perdonarme?
Araceli dominaba esta táctica a la perfección. Sabia que, en lugar de ofrecer justificaciones inútiles que solo agravarían la situación, era preferible admitir directamente el error. Aunque, realmente, la frustración la carcomía por dentro.
-Ah, ya veo, estabas enferma. No te preocupes, te perdono -respondió Romeo, adoptando una expresión de comprensión y magnanimidad.
-Thiago, ¿y tú qué dices? -añadió Sabrina.
Thiago, que todavía no comprendía bien lo que ocurría con Araceli cuando Sabrina lo llamó, mostró un evidente disgusto y giró la cabeza hacia un lado, negándose rotundamente a disculparse con Romeo.
-Thiago–la voz de André adquirió un tono severo.
1/2
18:27 MW
Capítulo 155
-¡Yo no hice nada malo! -protestó Thiago, con los ojos enrojecidos por la frustración-. ¡Fue él quien me provocó primero, dijo que iba a quitarme a mi mamá, solo quería hacerme enojar para que me disculpara!
-Es evidente que Romeo te ayudó, y tú dices que quiso perjudicarte. Todos lo vieron, y aun así insistes en lo contrario. Thiago, ¿desde cuándo te has vuelto tan mentiroso? -respondió Sabrina con calma.
Uno realmente se contagia del ambiente. Después de tanto tiempo junto a Araceli, Thiago, quien nunca mentía, había comenzado a hacerlo.
-¿Eres mi mamá y no me crees a mí sino a este niño odioso? -dijo Thiago con una expresión de profunda decepción.
Sabrina sintió una oleada de emociones contradictorias, pero rápidamente recuperó la
compostura.
-Solo creo en los hechos -dejó de mirar a Thiago y dirigió su mirada hacia André.
Comments
The readers' comments on the novel: La Guerra de una Madre Traicionada