Capítulo 70
-¡Sabrina! -bramó Fabián con tal intensidad que sus ojos se inyectaron de sangre.
El eco de su cólera quebró el silencio sepulcral del hospital, reverberando por los asépticos pasillos.
-Suficiente -interrumpió André con severidad, su rostro cincelado ensombrecido por una expresión impenetrable y sus ojos, profundos como pozos, destilando una severidad implacable.
La furia de Fabián se desvaneció instantáneamente al encontrarse con aquella mirada. Recobró la compostura como si hubiera recibido un choque eléctrico.
Durante estos cinco años, cada encuentro entre Fabián y Sabrina había estado marcado por hostilidad, siempre con comentarios punzantes flotando en el aire. Incluso en presencia de André, quien se mantenía distante o tomaba partido por Fabián, alimentando así su insolencia. La arrogancia de Fabián flaqueó visiblemente.
-André, esta mujer empujó a Araceli por las escaleras. No podemos permitir que se salga con la suya.
Desde su posición, Sabrina emitió un leve resoplido desdeñoso.
-Señor Guerrero, usted brillaba por su ausencia cuando ocurrió el incidente. ¿Con qué
autoridad afirma que fui yo quien empujó a Araceli?
-Como adultos, debemos responsabilizarnos de nuestras palabras. La calumnia constituye un
delito.
Fabián quedó mudo ante la contundencia de Sabrina.
Ahora ella desplegaba una elocuencia demoledora; cada frase que pronunciaba dejaba a Fabián sin capacidad de réplica.
Fue entonces cuando Thiago, quien había permanecido en silencio, alzó súbitamente la voz.
-Yo lo presencié.
Todas las miradas convergieron hacia él.
Thiago apuntó directamente a Sabrina y declaró con precisión medida:
-Yo lo vi todo. Fue ella quien la empujó.
El rostro de Fabián se iluminó con una satisfacción maliciosa,
-André, escúchalo. Hasta tu propio hijo lo confirma, ¿cómo podría tratarse de una mentira?
La mirada impasible y penetrante de André se clavó en Sabrina.
-¿Qué te llevó a hacer algo así?
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Capitulo 70
Sabrina esbozó una sonrisa amarga.
-Interesante. Si ni siquiera tú puedes responder a esa pregunta, ¿cómo podría hacerlo yo?
Fabián resopló con desdén.
-¿Qué motivo podría tener? Evidentemente, los celos hacia Araceli. No soporta verla prosperar. Sabrina encaró a Fabián con calculada serenidad.
-¿Celos de ella? ¿No mantenían ustedes que Araceli y André eran simples amigos, sin ningún vínculo más profundo?
-Si ese fuera el caso, ¿por qué habría de envidiarla?
Fabián balbuceó desconcertado.
-Eso… eso es porque te atormenta el pasado compartido entre Araceli y André…
Sabrina mantuvo intacta su sonrisa tensa.
-¿Por qué debería inquietarme? ¿Acaso por las atenciones excesivas de André hacia ella? ¿O quizás por esos recuerdos de primer amor que aún atesora, o tal vez por ese juego de ambigüedades que mantienen…?
André interrumpió tajantemente a Sabrina antes de que culminara su discurso.
-Sabrina, controla tus celos. ¿Estás dispuesta a pronunciar semejantes irresponsabilidades delante de Thiago?
Interiormente, Sabrina sonrió con amargura. ¿Nuevamente pretendían manipularla utilizando a su hijo?
Anteriormente, Sabrina habría sofocado su orgullo y guardado silencio.
Evitaba confrontar a André frente a su hijo por temor a dañar emocionalmente al pequeño. Sin embargo, ahora, al contemplar cómo padre e hijo cerraban filas contra ella, Sabrina solo podía reflexionar sobre lo absurdo de sus esfuerzos por preservar la armonía.
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