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La Guerra de una Madre Traicionada novel Chapter 90

Capítulo 90

André había reservado todo el piso del hospital para Araceli, dejando el pasillo completamente vacío y silencioso. La quietud fue interrumpida por el sonido de pasos firmes que resonaban en el corredor, acercándose gradualmente como el preludio de una tormenta. Sabrina contuvo la respiración instintivamente, su cuerpo rígido contra la pared de la salida de emergencia donde se había refugiado, mientras sentía que cada eco de aquellos pasos martilleaba contra sus

sienes.

No se atrevió a moverse hasta que escuchó el sutil chasquido de una puerta al cerrarse. Con movimientos calculados, casi felinos, se aproximó a la habitación de Araceli, observando su propio reflejo distorsionado en el cristal de la ventana como una aparición fantasmal.

Qué irónico. Soy la esposa, pero me escabullo como una ladrona, temiendo ser descubierta en territorio ajeno.

Araceli, en cambio, había aparecido ante ella con absoluta seguridad, declarando con un aplomo inquebrantable que ella era primordial para André. Y tenía razón. Esa realidad nunca había estado en duda. ¿De qué otra forma podría Araceli atraerlo con una simple llamada? ¿Por qué jamás había usado su título matrimonial para marcar distancia entre ellos? Quizás, en lo más profundo de su ser, reconocía que esa batalla estaba perdida desde el principio.

Sus reflexiones se disiparon cuando las voces del interior penetraron sus pensamientos.

-André, acabas de regresar de viaje, no era necesario que vinieras a verme con tanta premura. Mañana habría sido suficiente.

Un silencio espeso precedió a la respuesta masculina que se filtró como hielo líquido a través de la puerta.

-Me informaron que saliste hoy.

El corazón de Sabrina se precipitó en caída libre dentro de su pecho. André realmente había acudido a ella apenas descendió del avión, convirtiendo las sospechas sobre Araceli en nada más que ilusiones desesperadas.

El penetrante aroma a antiséptico y medicamentos invadió sus fosas nasales mientras la conversación continuaba fluyendo.

-He permanecido encerrada en el hospital todo este tiempo y necesitaba respirar aire diferente, solo fue un breve paseo, no te angusties.

-Por cierto-la voz de Araceli adquirió un tono confidencial-. Ahora que Daniela ha reconocido su error, creo que deberías mostrar clemencia. No olvides que es amiga íntima de la señorita Ibáñez.

André respondió con desinterés calculado, pero ese mero hecho confirmaba las sospechas de Sabrina. Si él no tuviera a Daniela bajo su control, habría negado la acusación de inmediato.

Jorge me mintió descaradamente.

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Capitulo 90

Sabrina apretó la mandíbula con tal fuerza que el sabor metálico de la sangre inundó su paladar.

-¡Bang! -un objeto cayó al suelo emitiendo un sonido cristalino y contundente.

La exclamación sorprendida de Araceli no tardó en seguirle.

-¡André, disculpame, he manchado tu abrigo!

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