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La Novia Equivocada Novela de Day Torres novel Chapter 112

JUEGOS DE SEDUCCIÓN. CAPÍTULO 33. Las vas a pagar todas! Sophia sonrió emocionada.

–¿Hoy? ¿Quieres decir..? ¿Ahora mismo? – preguntó sin poder creer que Rex estuviera tan loco.

¡Bueno, sí lo creía, pero últimamente había estado tan calmado que no parecía algo muy propio de él!

–Sí, amor, ahora mismo –respondió Rex–. Mira, agarramos nuestros papeles, nos vamos al ayuntamiento y nos casamos. ¡Y ya luego planeamos fiesta, boda, banquete y todo lo demás! Pero quiero hacer esto ya, nena, quiero que seas mi esposa y luego se lo grito al mundo, pero no quiero esperar.

Sophia sonrió y asintió, sin poder creer lo que estaban a punto de hacer. Menos de una hora después, estaban de camino al ayuntamiento. Sophia iba nerviosa, no porque tuviera miedo de casarse, sino porque había esperado por aquel momento durante demasiados años. No había tenido tiempo de contárselo a nadie, pero en ese momento se dio o importaba. Rex y ella necesitaban aquel momento especial juntos y solos para dejar todo atrás y por fin dar un paso adelante en sus vidas. 2

Él iba de impecable traje negro y ella se había puesto un vestido blanco de otoño, suave y vaporoso que disimulaba su pancita de cuatro meses.

– ¿De verdad quieres hacer esto conmigo? —preguntó él cuando llegaron al ayuntamiento, temiendo que ella se arrepintiera.

– Claro que sí, Rex – dijo Sophia, derramando una lágrima de felicidad mientras se echaba a reír–, Claro que sí. ¡Sí quiero casarme contigo! Rex sonrió y la agarró por la cintura para atraerla hacia él.

–Entonces vamos por esos papeles – le susurró en el oído, y Sophia sintió que su estómago se llenaba de mariposas al pensar en lo que estaba a punto de suceder.

La mano de Rex permanecía firme sobre la suya mientras atravesaban juntos el vestíbulo del ayuntamiento. El edificio era un hervidero de actividad, pero no había muchas parejas para casarse así que en menos de una hora ya estaban frente a un juez de paz.

–Sophia King –dijo Rex mientras ella levantaba la vista hacia él, y sus ojos se encontraron Te amo. Nunca he amado a nadie en mi vida como te amo a ti.

–Rex Lanning –respondió Sophia, sintiendo que las lágrimas amenazaban con caer de sus ojos–, te amo. Tú eres todo lo que siempre he querido, así que espero que este sea solo el inicio de todas nuestras aventuras. Enseguida firmaron el acta de matrimonio y el juez los miró a ambos sonriendo.

–Entonces, por la autoridad que me confiere el Estado de Massachusetts, yo los declaro marido y mujer. ¡Felicidades!

Rex y Sophia se besaron emocionados y salieron de allí con las manos entrelazadas, como una pareja de recién casados. Sin duda sabían que aquel era el comienzo de una nueva etapa en su vida juntos,

Rex no podía creer lo afortunado que era, casarse con la mujer de sus sueños y saber que dentro de poco tendrían un hermoso bebé juntos.

– Bien, ahora tenemos una fiesta que organizar si no quieres que mi papá te persiga con la escopeta –se rio Sophia y Rex la miró con aquel amor que se le salía hasta por los poros. De inmediato se fueron a casa de Nathan y tal como esperaban, Nathan no sacó la escopeta, pero cuando lo vieron salir de la cocina con un sartén, Rex decidió que lo mejor para su salud era huir por su vida. Una semana después, sin embargo, ya estaban preparando una fiesta memorable para celebrar aquella unión.

Connan y Will llegaron de Europa y volvieron a preparar la cabañita, el cenador y las flores.

–¿No te parece que son muy pocos? – le preguntó Rex a Sophia mientras repasaban la lista de invitados.

– Claro que no respondió ella –, esta es nuestra fiesta de boda y quiero que sea perfecta. Así que cuantos menos gatos maullando en el tejado, mejor.

– No me engañas, ballenita. ¡Tú lo que quieres es echar a todo el mundo temprano para estrenar a tu esposo! – replicó él con una sonrisa coqueta.

–¡Uff! ¡Me descubriste! – Sophia hizo un puchero– ¡Pero es que debes entenderme, amor! i Estoy embarazada y las hormonas solo me gritan una cosa!

– ¿Qué cosa?

–¡Cógetelo!

Rex rompió en carcajadas, pero diez minutos después se escabullía con ella de la sala de los preparativos y le hacía el amor bien suavecito en la despensa... suavecito por el bebé y para que nadie los escuchara, ipero si no se lo hacía Rex sabía que esa ballenita acabaría convirtiéndose en un tiburón!

Por fin llegó el día de la fiesta, todos se pusieron sus mejores galas y Sophia se puso su vestido de novia oficial. Nathan la acompañó al altar por aquella alfombra de flores y allí Rex y Sophi volvieron a decir sus votos y a jurarse amor para siempre.

La fiesta fue un éxito, todos bailaron y celebraron hasta altas horas de la madrugada. Y para los novios, fue una noche perfecta, llena de amor, risas y pasión. Ahora sabían que su amor era fuerte y que podría superar cualquier obstáculo juntos.

– Ahora –dijo Sophi cuando los demás finalmente se cansaron de bailar—, vamos a brindar por otra cosa muy importante.

– ¿Por qué? —preguntó Will. —Porque –respondió ella con una sonrisa emocionada–, estoy muy feliz de anunciarles que

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