CORAZONES ATADOS. CAPÍTULO 8. ¿Me harías el honor…?
James hizo lo normal, huir cuando vio a su madre corretearlo con aquel sartén, hasta que se dio cuenta de que ya no tenía quince años ni había hecho nada malo como para estar escapando de su madre.
—¡Para, para, mamá! Que yo no soy el tío Rex ni te tengo miedo…
El sartenazo le dijo que probablemente se equivocaba al no tenerle miedo a su madre y de paso lo dejó aturdido. Lo que siguió fue un halón literal de oreja con que Meli lo arrastró hasta la casita de huéspedes, donde no había nadie y podía gritarle a gusto.
-¡Eres un animal! -le gruñó furiosa. ¿¡Cómo se te ocurre quitarle su bebé a esa muchacha!?
-¿Y quién dijo que se lo estoy quitando? ¡Solo lo quiero adoptar!
-¡James! No te hagas el idiota…
¡No lo estoy haciendo, mamá, cálmate! -exclamó él. Ella no puede cuidarlo, yo no puedo tener hijos. Es la situación perfecta, porque yo lo quiero…
-¡Pero ella no quiere dártelo, James! -le espetó su madre. ¡Esa niña está en la peor situación posible y tú te estás aprovechando de eso!
James retrocedió apretando los labios.
-¿Cómo puedes decir eso, mamá? Solo estoy tratando de ayudarla. Maddi no puede cuidar del bebé… Así son las adopciones ¿no? Gente que no puede cuidar de sus hijos, y gente que no puede tenerlos… 1
-¡Pero eso no significa que no lo quiera, James! ¿No te das cuenta de lo que está sufriendo esa niña? -replicó Meli-. Tú puedes darle una vida mejor a ese bebé, pero vas a destrozarla a ella en el camino ¿eso es lo que quieres?
¡Pero claro que no! ¡Maddi es la mujer más valiente y linda del mundo! ¡Por supuesto que no quiero hacerle daño! -gruñó mesándose el cabello con desesperación.
Meli soltó el sartén y agarró sus manos.
-Hijo, escúchame, por favor, y trata de entender. Sé que es muy doloroso para ti no poder tener bebés, pero piensa en ella por un momento le suplicó. James, cuando yo fui a tenerte, tenía doscientos millones de dólares para respaldar tu crianza, tenía a Rex y a los abuelos Lanning… y aun así estaba deprimida y desesperada. Hijo, si yo no hubiera tenido toda esa ayuda, si yo hubiera tenido que entregarte, eso me hubiera matado de dolor.
-Mamá…
-Y eso es exactamente lo que ella va a sentir. Esa niña que dices que es la más valiente y linda del mundo, la vas a matar en el momento en que le quites a su hijo de los brazos -le aseguró Meli y los ojos de James se humedecieron mientras maldecía por lo bajo.
¡Joder! ¿Y qué se supone que haga…? ¡No tengo otra forma de tener un hijo si no es adoptando…! ¿Cuál es la alternativa? 1
-Pues honestamente, tú eres la prueba viva de la mejor de ellas escucharon una voz ronca a su espalda y se giraron para ver a Rex apoyado en el marco de la puerta-. En todo el mundo nacen bebés de padres divorciados que conviven con los dos. ¿Quieres una alternativa?, ¡solo
mírate! Tú eres el ejemplo de que un bebé puede ser criado por dos buenos amigos. Yo estuve en tu nacimiento, te crie junto con tu mamá hasta que tuviste casi un año, me dijiste “papá” primero a mí que a Nathan.
Rex frunció el ceño, no recordaba nada de eso por supuesto pero se sabía muy bien la historia
familiar.
-¿Quieres decir… que podría criarlo con Maddi? -murmuró James.
-Pues la verdad es que si Nathan no hubiera regresado tú hubieras sido mi hijo toda la vida respondió Rex-. Si de verdad te importa ese bebé, súmale un padre, no le restes una madre. <
James pasó saliva mientras reflexionaba sobre aquellas palabras.
-Voy a pensarlo —murmuró y se giró para mirar a Meli—. Si yo pudiera estar allí para criarlo junto con Maddi… no es que se lo quiera quitar es solo que… de verdad lo quiero.
La mujer suspiró y levantó una mano para acariciarle la mejilla.
Entonces piénsalo bien, mi vida, porque levantar tu felicidad sobre el dolor de otros es algo que eventualmente se volverá en tu contra.
James asintió y cerró los ojos, era una decisión difícil, pero parecía que de esas abundaban muchas últimamente.
Compartió con su familia el resto del fin de semana sin mencionar una sola palabra sobre el tema. Se dio cuenta de que Maddi se llevaba bien con todos, era una chica sencilla, amable y dulce, y le bastaban dos segundos para hacerse querer.
James no podía dejar de pensar en lo que su madre le había dicho. Sabía que para Maddi había sido increíblemente duro tomar la decisión de entregarle al bebé en adopción, pero cada vez que la miraba se daba cuenta de que él tampoco tendría corazón para hacerla llorar. Ella era una buena persona, no se merecía la desesperación de tener que alejarse después de entregarle su bebé a nadie, ni siquiera a él.
-¡Hey! ¿Estás dormida?
Maddi escuchó la voz de James y se sobresaltó.
-¡Aquí! -dijo él y ella abrió el cristal de su ventana para verlo colgado de la baranda del balcón.
-¿Qué haces ahí? -lo increpó la muchacha-. ¿Por qué no entraste por la puerta como la gente normal?
-Es que pensé que por aquí sería más dramático.
– Dramático hubiera sido si el balcón no estuviera a un metro y medio del suelo -se burló ella. -Ya sé, la casa es muy rara, está como alzada.
exclamó ella poniéndole los ojos en blanco-. Y amarra el caballo
¡Ya entra, James! no sea que se te vaya.
-Tú ríete, pero de niño tuve un poni -replicó él.
Saltó la baranda del balcón y le mostró lo que llevaba en las manos.
-¡Uy, uy, uy! Helado de menta. ¿Te he dicho que eres el mejor? -sonrió Maddi acomodándose en la cama con su helado y su cuchara.
por
Comments
The readers' comments on the novel: La Novia Equivocada Novela de Day Torres