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La Novia Equivocada Novela de Day Torres novel Chapter 141

CORAZONES ATADOS. CAPÍTULO 28. Siempre hay consecuencias

James sentía como si una aplanadora le hubiera pasado por encima. Abrió los ojos despacio y miró al techo, sin ubicarse muy bien todavía en dónde estaba. Sintió el calor de un cuerpo a su lado, una mujer dormía sobre su pecho y James sonrió con suavidad al reconocer la curva de aquel trasero pequeño cuando lo acarició. Era su Maddi hermosa, pero no recordaba exactamente cuándo le había quitado la ropa…

Su corazón se aceleró al darse cuenta de no recordaba nada después de la desagradable conversación con Beatrice y se incorporó en la cama de golpe.

-¡Joder! -jadeó asustado-. ¡Maddi! -se giró hacia ella y la vio desperezarse con una sonrisa luminosa. -Hola, ricitos murmuró ella y James respiró con cierto alivio porque si hubiera pasado algo malo ella no habría estado tan tranquila ni feliz.

-¿Qué fue lo que pasó? -preguntó él asustado-. No recuerdo y nada y no creo… no creo que haya pasado de copas, solo me tomé cinco… no, seis, seis copas de champaña… ¿por qué no me acuerdo de nada!?

Maddi terminó de desperezarse y se incorporó, apoyándose en una de sus manos.

-James, anoche no te pasaste de copas, te drogaron entre la sinvergüenza de Sabrina y la zorra ofrecida de Beatrice Westerfield -le dijo y él se puso livido intentando procesar aquello.

-¿Qué quieres decir Maddi? -preguntó él más alterado, su corazón latía a mil por hora mientras la miraba . ¿Drogado… qué tan drogado?

Realmente no recordaba nada, solo aquella conversación con la heredera inglesa donde le decía que le faltaban unos cuantos tragos para verla bonita.

-Muy drogado, ricitos. Categoría: Star Treck Nueva Generación, espacio profundo, viajando audazmente a donde ningún hombre ha ido antes–le advirtió Maddi y él se llevó dos dedos al puente de la nariz.

-Lo de la sinvergüenza de Sabrina te lo creo… y a Beatrice la creía un poco más decente. Parece que me equivoqué -gruñó con frustración- ¿Cómo te diste cuenta de que fueron ellas?

-Porque Sabrina me lo restregó en la cara sin ninguna pena, ya vez que hacer sufrir a los demás es parte de su encanto natural -siseó Maddi con sarcasmo-. Y a Beatrice la descubrí por la desesperación con la que se restregaba contra tu bragueta en un sofá de la biblioteca.

James abrió mucho los ojos y negó asustado.

-¡Por dios dime que no hice ninguna estupidez! -suplicó con el corazón desbocado,

Maddi acarició su rostro y negó.

-Aparte de soportar que te metiera la lengua hasta la garganta, no, no hiciste ninguna estupidez -le respondió-. Y la digna de Beatrice se negó a terminar con lo que había empezado cuando supo que yo iba a quedarme a mirar. -James abrió y cerró la boca sin lograr decir nada, pero ella lo entendió-. El objetivo era que yo lo viera y te dejara. Que yo viera que me estabas engañando con otra, saliera furiosa y sin oír explicaciones y rompiera contigo.

James la miró a los ojos por un segundo y susurró:

-¿Y por qué no lo hiciste?

-Porque si no puedo confiar en que me amas y que no te acostarías con otra por voluntad propia entonces… entonces estoy cometiendo un error al estar a tu lado. Y yo no creo que esté cometiendo un

error. 6

A James casi se le humedecieron los ojos y tiró de Maddi para sentarla a horcajadas sobre él y besarla. Se sentía aliviado porque estaban bien, pero también estaba furioso por lo que le habían hecho.

-Los Westerfield van a pagarme por esto con creces gruñó con determinación.

-Tranquilo, no puedo hablar por el resto de la familia, pero te puedo asegurar que Beatrice ya está arrepentida le dijo Maddi con una sonrisa satisfecha.

-¿Por qué? ¿Qué hiciste? -preguntó James achicando los ojos.

-Pues ella me abofeteó y yo le di una sana lección de educación para la aristocracia -murmuró Maddi.

-¿Te pegó!? -gruñó James furioso- ¿Cómo que te pegó y tú…? ¿Educación? ¿Qué hiciste, te retiraste diplomáticamente?

-No, le rompi la nariz con una enciclopedia -replicó Maddi y James se aguantó la carcajada dos segundos antes de soltarla.

-¿En serio?

-Te lo juro. Ahora mismo debe estar en su cuarto, con su nariz escayolada, o en alguna clínica haciendo los arreglos para su rinoplastia -sentenció Maddi-. Pero después de que se me pasó el colapso magisterial me di cuenta de que a lo mejor te puse en un aprieto con los Westerfield, no quiero que tengas problemas.

James la estrechó con fuerza y la besó en la boca con una mezcla de posesividad y orgullo.

-A mi no me importa nada, y me a dar una satisfacción profunda amargarle la vida a Beatrice

Westerfield quitándole el contrato con Kings Holding Corporation… pero primero creo que tengo algunas cuentas que saldar con la hija de puta de Sabrina.

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