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La Novia Equivocada Novela de Day Torres novel Chapter 167

ATRACCIÓN PELIGROSA. CAPÍTULO 16. Un hombre de palabra

Aaron sostuvo a Nahia porque se veía que las náuseas apenas la dejaban tenerse en pie.

-Vamos nena, levanta la cabeza, por favor, mírame… mírame -le suplicó. (1)

La muchacha trató de agarrarse de algo, pero sentía que estaba a punto de desmayarse. Había vómito sobre su ropa y eso le daba más asco todavía.

-Tranquila, tranquila… a ver mira arriba, eso… -Aaron la puso exactamente debajo del agua de la ducha para que le cayera en la cara y empezó a quitarle la ropa sucia sin que a ella se le ocurriera ni protestar-. Todo va a estar bien, nena… tranquila… todo va a estar bien.

Nahia sentía que el agua la hacía sentir un poco mejor. La recorrió un escalofrío cuando dejó de sentir la ropa sobre su piel y gimió cuando Aaron la hizo darse la vuelta y poner las manos contra la pared. 1

-Apóyate solo un segundo, nena, solo un segundo, por favor -murmuró y en un instante se había quitado también su ropa manchada, quedándose solo en bóxer-. Ven acá, ya está bien… shshshsh… ya está bien. 1

La abrazó bajo el agua y Nahia no tuvo más remedio que acurrucarse contra su pecho mientras intentaba soportar aquellas náuseas. El cuerpo de Aaron estaba caliente en contraste con el agua y ella podía escuchar su corazón completamente acelerado a pesar de que le hablaba con calma. Sentía sus brazos a su alrededor, apretándola con fuerza y acariciando su espalda con suavidad. 1

Aaron ni siquiera tenía cabeza para pensar en que la tenía casi desnuda frente a él. Solo quería que se mejorara, pero en cierto punto sintió cómo la presión de sus manos se aflojaba y ese cuerpo pequeño cedió contra el suyo.

-¡Nahia! ¡Maldición! -gruñó con impotencia mientras alcanzaba una toalla y la envolvía con ella antes de sacarla a la habitación.

La acostó en su cama y la cubrió con unas mantas. Pocos segundos después tocaron a la puerta y Aaron escuchó la voz de Jared.

-Señor, el médico ya llegó.

Aaron abrió la puerta de inmediato y el galeno pasó, estrechando su mano con una sacudida breve para luego dirigirse con Nahia.

-¿Intolerancia a la lactosa? ¿Entendí bien? -preguntó inclinándose sobre ella.

-Sí, eso -respondió Aaron.

-Está deshidratada -sentenció el médico tras examinarla unos segundos. Hay que ponerle suero de inmediato para reponer líquidos. Menos mal que traje el equipo -dijo el galeno abriendo su maletín y sacando una jeringa-. Voy a agregarle un antiemético para las náuseas y los vómitos y vas a ver que en poco rato se sentirá mejor.

Aaron asintió, mirando como el doctor preparaba la aguja y conectaba la bolsa a la vía. Nahia parecía mucho más tranquila ahora, acurrucada en la cama, con los ojos entrecerrados mientras aceptaba pacientemente la atención del galeno.

Aaron asintió, agradeciendo mentalmente que aquel médico fuera tan eficiente. Se quedó a un lado mientras este terminaba de canalizarle una vena a la muchacha y la veía cerrar los ojos, cansada. -Vengo en un momento -sentenció saliendo y dirigiéndose a su departamento.

Enseguida volvió a vestirse, pero con ropa menos formal y para cuando regresó ella ya estaba dormida.

-¿Cuál es el siguiente paso? -le preguntó al médico.

-Tiene que descansar. La lactosa demora veinticuatro horas en ser expulsada del cuerpo -respondió el médico-. Tiene que descansar y atravesar el mal momento. Cuando las náuseas pasen le podemos dar la lactasa, para que la ayude con el proceso de recuperación, pero igual recomendaría unos tres días en

cama.

-De acuerdo.

-Ya se quedó dormida. Si en una hora no ha vomitado de nuevo, puedes darle un par de pastillas de lactasa. Yo vendré en la noche para ver cómo sigue -sentenció el médico y Aaron le agradeció, despidiéndose.

Apenas cerró la puerta y confirmó que Nahia estaba dormida, se acercó a Jared, que daba vueltas por la habitación.

-Quiero que me digas todo lo que comió o bebió hoy de dónde vino -le ordenó con voz calmada.

-Todo de la cafetería -respondió el guardaespaldas-. Su sándwich regular… lo compró ella misma pero aun así me aseguré de que no tuviera quesos…

-Ella también se habría dado cuenta de eso -replicó Aaron-. ¿Qué más?

-Su capuchino, pero lo pedí con leche de soja.

Y estás seguro de que se lo prepararon así?

-Bueno…

-¿Viste la caja de leche con tus propios ojos?-insistió Aaron y Jared negó con un gruñido.

-No, lo siento, me descuidé… Una chica vino a hacerme conversación en ese mismo momento y yo solo estaba tratando de sacármela de encima.

Aaron frunció el ceño.

-¿Qué chica? ¿La que la estaba molestando ayer? -siseó con molestia.

-No, esa no, otra de las que andaba con ella -replicó Jared y vio a su jefe apretar los puños con impotencia antes de restregarse la cara-. Lo siento, sé que fue mi culpa…

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