CORAZONES ATADOS. CAPÍTULO 30. Un pensamiento insoportable
Tres semanas después.
Nahia estaba regresando. Le faltaban pocos kilómetros para llegar a su departamento cuando recibió aquella llamada de su madre. Algo había pasado con Martin Prescott, había atacado a Maddi y a unos bebés y la necesitaban, así que de inmediato se desvió y tomó la carretera hacia Londres.
Y en ese mismo momento, mientras Meli la llamabá, Nathan estaba al teléfono con la única persona en la que confiaba para solucionar aquella situación.
-¿Aaron?
-¿Señor King? -preguntó el muchacho preocupado–¿Se le ofrece algo?
-Pues resulta que tenías razón, Martin Prescott jamás dejó de ser una amenaza.
Aaron dejó todo lo que estaba haciendo y caminó hacia la puerta. Había estado con Nathan en las últimas semanas, él tampoco sabía qué bicho había picado a su hija pero parecía decidido a averiguarlo invitando a Aaron a la próxima reunión familiar. Sin embargo aquello se veía mucho más urgente.
-¿Qué está pasando? -preguntó.
-Está aquí, se metió a la escuela, tiene de rehén a Maddi y cuatro bebés.
-Ya voy para allá -sentenció Aaron y colgó sin despedirse-. ¡Anuar! -llamó a uno de sus hombres antes de dirigirse a una habitación que tenía preparada allí.
-¿Señor?
-Prepárame una de las camionetas de asalto. Salgo en dos minutos. ¡Corre! 2
Y el hombre no se lo hizo repetir, porque sabía que dos minutos después, rayando el reloj, el jefe se subiría a aquella camioneta. Aaron condujo a toda prisa hacia la escuela de los King y maldijo entre dientes porque debía haber seguido sus instintos, debía haber localizado a Martin, pero todo aquel asunto con Nahia lo tenía mal.
Sabía que algo había pasado, Nathan le había dicho que ella se había ido llorando de la casa, así que fuera lo que fuera, estaba herida y era su culpa… aunque quisiera retorcerle el pescuezo por no hablar con él. Pero si había algo que Aaron no ponía en duda era que la amaba, peleados hasta el fin de los tiempos, pero la amaba.
Su única llamada en ese momento fue para alguien que, esta vez de pura casualidad, estaba en la ciudad con él y con su hermano, que no había querido regresar a Ucrania. 1
-Abuela… necesito un favor.
Poco después llegó a la escuela y Sibar le abrió la puerta a la todoterreno. Aaron se dio cuenta de que ya la habían evacuado, y los demás se dieron cuenta de que venía molesto y sombrío. Saludó a todos brevemente con un apretón de manos y luego abrió la cajuela de la camioneta y le lanzó un chaleco antibalas, a Sibar.
–¿Qué sabemos además de que tiene a cuatro bebés y a Maddison? -preguntó haciéndose cargo inmediatamente de la situación. ¿Está armado?
De fondo escuchó a James llamarlo “niño” y a Nathan decirle que la agencia de seguridad era suya. (1 Un instante después Sibar le explicaba las ubicaciones.
-Los bebés están en el segundo piso, el cunero tiene una sola puerta de entrada y salida, solo nos
quedan las ventanas, que ni se molestó en cerrar porque finalmente son de cristal y sabe que no le dispararemos… pero igual no sabemos qué está pasando adentro, señor.
Aaron asintió pensativo
-Sube al techo de la camioneta, ahora te paso unos buenos ojos -le ordenó.
Enseguida armó uno de los rifles de francotirador que llevaba, un CheyTac Intervention y se lo alcanzó a Sibar, que ya estaba acostado boca abajo en el techo de la camioneta y apuntó al segundo piso.
-Tengo ojos, jefe. No veo armas en sus manos pero ileva chaqueta, puede tenerla debajo -le fue informando Sibar.
-Bien. No puedes disparar con los bebés dentro, pero mantenme informado -dijo Aaron lanzándole un audifono que Sibar se puso.
Aaron se quitó todos los arneses y cinturones donde llevaba armas y las dejó en la camioneta. El segundo piso tenía buen acceso, pero necesitaba ayuda, más distracción que ayuda, pero igual.
-Señor King, necesito que mantenga a Martin pegado a la puerta -le dijo a James-. Concentrado en la puerta, si me entiende, porque yo voy a subir por atrás.
-¿Por la pared? -preguntó James.
-Hasta una de las ventanas, si señor -contestó Aaron sin inmutarse.
Desarmado? -insistió James.
-Incluso una bala de goma puede matar a un bebé -le explicó él-. Es un riesgo que no podemos correr. Pero no se preocupe, vamos a sacar a todos de ahí a salvo. Solo tiene que decirme cómo lo quiere. ¿ Golpeado, lisiado o en una bolsa para cadáveres? 2
Vio a James apretar los dientes y se dijo que era un alma noble después de todo.
-De preferencia que pueda caminar hasta la cárcel.
-Haré lo que pueda -sentenció Aaron entregándole un audífono para que se lo pusiera-. Pero no le prometo nada.
Echó a andar hacia el patio posterior mientras James subía las escaleras desde la entrada principal e iba a pararse frente a la puerta del cunero.
Podía escuchar a James gritándole a Martin, y empezó a escalar la pared. La verdad no era difícil, solo llevaba esfuerzo físico y él estaba acostumbrado a ese. Los músculos le dolían como si se estuviera quemando pero nadie mejor que él sabía que ese era un dolor bueno. Cuando estuvo cerca de la ventana se asomó apenas y vio que Martin estaba en el camino.
“Mantenlo concentrado en la puerta“, dijo a James en un susurro a través del intercomunicador. “Si tienes la lengua de tu hermana te garantizo que puedes hacer enojar hasta a un santo“. 2
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