ATRACCIÓN PELIGROSA. CAPITULO 35. ¿Podemos encontrarlo?
-¡Si! ¡Por supuesto que sí! -exclamó Nahia con los ojos llenos de lágrimas-. ¡Por supuesto que quiero casarme contigo, amor! ¡Claro que quiero!
Aaron la levantó por la cintura y le hizo una pirueta para acabar besándola con fascinación.
-Te amo, Nahia -dijo apoyando su frente en la suya–Te amo más que a nada en este mundo. (1)
-Y yo te amo a ti, Robocop -murmuró ella besándolo con una urgencia que contagió a Aaron en un segundo-. ¿Y cómo vamos a celebrar este hermoso compromiso?
-¿Te voy a hacer el amor salvajemente? -sonrió él mientras la levantaba para que Nahia enredara las piernas a su alrededor.
Se la llevó a la cama y al cielo, hasta se olvidaron de cenar; pero nada de eso importaba porque eran felices. Aquelia fue la noche más apasionada de la vida de Nahia, y procuró disfrutarla porque estaba segura de que luego llegaría la voragine del compromiso.
Anunciárselo a las familias y hacer dos fiestas instantáneas fue lo mismo, y de ambas partes hubo protestas porque ellos no querían fijar la fecha de la boda ni ponerse inmediatamente con los preparativos.
-¡Mamá, por favor, sabes que nosotros organizamos bodas en cinco minutos! -rezongó Aaron-. Nahia todavía tiene que terminar la universidad, yo estoy a tope de trabajo, no hay razón para correr detrás de una boda. Lo que importa es que más comprometidos no podemos estar.
Nina había tenido que resignarse, lo mismo que Meli, a que sus hijos se casarían cuando ellos quisieran, y posiblemente les informarían solo unas horas antes.
Pero en eso se equivocaban, porque toda la intensidad familiar solo desembocó en lo más lógico.
-¿Y si nos escapamos? -le sugirió Aaron a Nahia un día en que se sentía particularmente saturado. 1
-¿Lo dices en serio? -preguntó Nahia.
-¡Por supuesto! Podemos casarnos en secreto y ya luego soltamos la bomba -dijo él-. Y ya luego que sea lo que Dios quiera.
Nahia sonrió y cuando habló fue para darle su idea.
-Este pueblito es muy pequeño y nadie nos conoce. Podemos ir al ayuntamiento… solicitar la licencia de matrimonio y casarnos sin que nadie se enterara -le dijo.
-¿Lo hacemos mañana? -preguntó él emocionado.
Nahia se quedó pensativa.
-Bueno… en un par de semanas es Navidad, la navidad es buena para que la gente se tome con aplomo cosas que no quieren oír…
-¿Como decirles a nuestros padres que nos casamos en secreto?
–¡Exacto!
Aaron la sentó sobre él en el sofá y le dio un beso emocionado.
-¿Te he dicho que eres la mujer más inteligente del mundo? ¡Nos casamos mañana entonces!
Al día siguiente, él de traje y corbata y ella con un sencillo vestido blanco se dirigieron al ayuntamiento, tomados de la mano y con más emoción que si fueran con una enorme comitiva de amigos y familiares.
Ya tendrían tiempo de sobra para celebrar una boda, en aquel momento solo querían que entre ellos
naciera un matrimonio.
Cuando llegaron solicitaron la documentación necesaria y poco tiempo después les permitieron pasar.
El juez, un hombre que ya pasaba de los sesenta años, los miró con afecto al repasar su historia y les preguntó si estaban listos para oficializar su compromiso. Ellos asintieron emocionados, cada uno con un anillo en la mano.
-¡Bien! ¡Que así sea! Siempre me gusta ver el amor en los jóvenes.
El juez sonrió y comenzó a leer la ceremonia frente a aquel par de enamorados, mientras una luz cálida iluminaba la sala del ayuntamiento a través de las grandes ventanas.
-Ya sé que no es lo normal en bodas civiles, pero ¿quieren decir sus votos? -los animó.
Nahia asintió un poco nerviosa y se giró hacia Aaron.
-Robocop… Perdón, Aaron… -sonrió-. Aaron, sé que somos muy jóvenes para hacer esto, pero también sé que estamos haciendo lo correcto. Tú eres mi hogar, lo has sido desde que te conocí, y te prometo que haré todo lo que esté en mi mano para que siempre seas feliz, para que siempre estemos juntos, para que tengamos un futuro hermoso, con una gran familia. Te amo. Te amo con todo mi corazón, eres lo mejor que me ha pasado en la vida.
A Aaron se le humedecieron los ojos mientras ella le ponía el anillo.
-Nahia, al crecer como un huérfano, para mí siempre fue muy difícil confiar en las personas, pero toda mi fe, toda mi confianza, todo mi corazón te lo entrego a ti, porque estoy seguro de que lo cuidarás como yo estoy dispuesto a cuidar del tuyo. Te lo dije una vez, que viviría por ti, moriría por ti, y mataría por ti, y te lo repito hoy para sellar esta promesa de que siempre voy a estar a tu lado. Siempre. 2
Le puso el anillo y el juez sonrió entusiasmado también.
-Muy bien, por el poder que me confiere este estado, los declaro, marido y mujer, puede besar a la novia.
Aaron atrajo a Nahia hacia su pecho y la besó con emoción.
Pocos minutos después el juez les entregó sus documentos y su acta de matrimonio. Luego, salieron del ayuntamiento sonriendo, abrazados y llenos de felicidad por haber decidido dar aquel paso. 2
Durante los días siguientes se prepararon para dar la noticia a todos sus amigos y familiares, pero sabían que aparte de querer una gran fiesta, no los iban a regañar demasiado.
-Creo que voy a viajar a Ucrania pasado mañana, nena -le dijo Aaron viendo su calendario de trabajo-. ¿Vas a venir conmigo?
-No puedo, cielo, yo tengo que enfrentar a mis propios monstruos -sonrió ella-, pero en cuanto llegues a la casa de tus padres me hablas, los ponemos a todos en videollamada y les soltamos la bomba.
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