ATRACCIÓN PELIGROSA. CAPÍTULO 49. El hombre con más experiencia
Nahia respiró profundo frente a la puerta de la casa de Aaron. Tocó un par de veces y él le abrió con una sonrisa que habria derretido los polos.
-Señora supervisora, por favor pase–le dijo echándose a un lado y Nahia se fijó en que llevaba aquel arnés bien apretado.
-¿Por cuánto tiempo te lo mandó el doctor? -le preguntó porque en la escuela no había tenido tiempo de preguntarle.
-Tres semanas respondió él notando su preocupación.
-¿Se las podrán ingeniar solos así por tres semanas? -lo increpó.
-¡Oye, somos niños grandes, nosotros podemos con todo! ¿Verdad, campeón? 1
Kyle les sonrió desde su silla, levantando los pulgares, y Nahia suspiró mirando alrededor.
-Bien, vamos a ver lo que hace falta para que lo tengas aquí -exclamó Nahia mientras caminaba por la sala de estar-. Esta casa es hermosa. -Paseó su mirada desde la chimenea hasta la mesa de comedor
y después se acercó a una de las ventanas-. Bien, llévame a la habitación de Kyle.
-Por aquí -dijo Aaron muy emocionado subiendo las escaleras y cuando llegaron al tope Nahia lo
detuvo.
-OK, OK, ¿cómo piensas hacer que llegue desde allá hasta aquí por todas las escaleras si tú no lo puedes cargar?
Aaron se quedó petrificado.
-¡Pero voy a poder!
-En tres semanas…
-Pero…
-¡No puedes tener a un niño viviendo tres semanas en tu salón, Aaron! Necesita su habitación, y no tienes ninguna en el primer piso -sentenció ella-. Necesitas una habitación en la primera planta. ¿Qué pasa si necesita ayuda extra para ir a la cocina o para trasladarse a otras habitaciones? ¿Cómo va a bajar y subir las escaleras?
Aaron se quedó pensativo.
-Tenía tantas ganas de traerlo que no pensé en la casa.
-Exacto, la casa no está apta para un niño como él. Tiene escalones por todos lados.
-¡Ah! -dijo Aaron con un suspiro-. Entiendo, tienes razón. La casa no se acomoda a él, entonces… supongo que tendré que buscar otra casa. 1
Nahia se le quedó mirando por un instante y solo vio resolución en sus ojos.
-¿De verdad te buscarías otra casa? -murmuró y él se encogió de hombros. 3
-Tú misma lo dijiste, no le puedo fallar -respondió Aaron.
Nahia asintió pensativa y luego señaló a una de las habitaciones de la planta baja.
-¿Qué hay de tu biblioteca? -preguntó-. Es enorme. ¿Por qué no la convertimos en un cuarto? Tiene una chimenea agradable y protegida, muchos libros, es cálida… Podríamos colocar una cama y mandaría a traer el arcón de Kyle de la escuela. Si él está de acuerdo, por tres semanas podría funcionar.
Aaron la miró, sorprendido por su iniciativa. ¿Sería que ella tampoco quería que él se fuera?
-¡Eso es una gran idea! -dijo-. No había pensado en eso. Deberíamos poder hacerlo sin problemas y la biblioteca es muy grande, yo podría quedarme también ahí, como si fuera un campamento.
Nahia sonrió.
-Por supuesto, se me había olvidado que eran dos los niños replicó poniendo los ojos en blanco-. Entonces, ¡manos a la obra!
Los dos comenzaron a despejar la biblioteca, acondicionando el espacio para convertirlo en una habitación. Cuando quedó completamente realmente se veía muy acogedor y había espacio de sobra para dos camas.
-¡Perfecto! -exclamó, mirando alrededor de la habitación.
-¡Y ahora solo nos falta comprar la cama! -dijo Aaron, con una sonrisa-. Ven, vamos a ver qué podemos encontrar.
Los tres se subieron a una camioneta y se dirigieron a la tienda de muebles más cercana, donde compraron dos camitas individuales. Las llevaron a casa de Aaron y las montaron juntos. Mientras trabajaban juntos Nahia se dio cuenta de lo complicado que iba a ser para Aaron acoger a un niño, pero aún así estaba decidido.
-¡Genial, haremos un campamento! -exclamó Kyle.
-Solo será por tres semanas -le dijo Aaron-, y en ese tiempo te prometo que mandaré a acondicionar el resto de la casa para ti, ¿de acuerdo? Pondremos una silla elevadora en la escalera y arreglaremos lo que se necesite para que estés a gusto.
-Ya estoy a gusto -murmuró el niño y Aaron lo abrazó y le dio un beso en la cabeza antes de revolverle el cabello y volverse hacia Nahia. 1
-Gracias por ayudarme -dijo.
-Es un placer -respondió Nahia.
Los dos se quedaron en silencio un momento, apreciando lo que habían logrado juntos.
-Bien, ya solucionado lo de la habitación… ¿qué van a comer?
Aaron y Kyle se miraron y dijeron a la vez:
-¡Pizza!
Nahia miró al techo y puso los ojos en blanco.
-¡No pueden estar comiendo pizza por tres semanas, muchachos! -los regañó.
-Oye, no te preocupes, la pizza solo es para celebrar–le sonrió Aaron tranquilizándola-. No olvides que cocino mejor que tú, eso todavía puedo hacerlo bien. Vamos a estar bien alimentados.
Ella lo miró a los ojos, con la duda bailando en su expresión, pero Aaron parecía tan seguro de sí mismo que no le quedó más remedio que asentir.
-Está bien, mañana Kyle debe ir a la escuela a sus clases y en la tarde pasaré a verlos. ¿De acuerdo?
-Sí, los niños se lo merecen–respondió ella.
-¿Crees que pueda colaborar?
Meli se encogió de hombros.
-Nosotros financiamos todo mientras los niños están aquí, pero la ayuda siempre es bienvenida.
Katerina se quedó pensativa por un momento.
-Bueno ¿qué te parece si nosotros financiamos las becas de estudio para cuando los niños salgan de aquí? Ellos también merecen ir a buenas universidades -replicó Katerina.
-Me parece muy acertado. Firmame un cheque y dame tu dinero, Mamá Orlenko. 5
Las dos rieron discutiendo la participación de la familia en el proyecto y luego se sentaron mientras Aaron esperaba por Kyle.
-Pensé que iban a estar más reacios a tratar con nosotros -murmuró Katerina.
-¿Por lo que pasó entre los muchachos? -preguntó Meli sonriendo-. Una no puede meterse en eso. Eran muy chicos todavía, y además, esos dos siempre van a estar enredados, hay gente que nace para estar junta.
Katerina sonrió asintiendo y poco después se despidió, reuniéndose con Aaron para llevar a Kyle a casa.
Esa tarde Nahia frunció el ceño al ver tantos autos fuera de la casa de Aaron y al tocar a la puerta se topó de sorpresa con la familia. En un instante la empujaron dentro de la casa y Kyle le contó todo lo que habían renovado juntos. Nahia sonrió con suavidad al notar todos los cambios, pero en cuanto la invitaron a cenar se negó con mucha educación.
-Lo siento, pero debo irme a casa -dijo con el corazón estrujado y se despidió.
Katerina le abrió mucho los ojos y Aaron se giró hacia su familia.
-¡Nada,de andar espiando en las ventanas! -les advirtió antes de salir corriendo detrás de Nahia y todos fueron como polillas a asomarse a las ventanas. ¡Nahia, espera! 3
Ella se detuvo junto a la puerta de su auto.
-¿Sí?
-No quería incomodarte, solo fue una invitación a cenar con la familia, nada más.
-Lo sé -respondió ella-. Pero…
-¿Es más fácil perdonarme a mí que a mi familia?
Ella se encogió de hombros.
-No es eso, es que… fue difícil cuando tú me dejaste, y fue todavía peor porque ellos me dejaron también. No encuentro una razón para estar de nuevo todos juntos. Son tu familia, disfrútala, pero yo tengo a mi familia esperándome en casa, mi hija me está esperando, y no la voy a dejar por nadie.
Le regaló una sonrisa forzada y se subió al auto, y cuando Aaron entró de nuevo a la casa se notaba descorazonado. 2
-Creo que vamos a tener que hacer un “arrastramiento” colectivo -murmuró Jake con un suspiro-. ¡No pasa nada, el hombre con más experiencia les enseña cómo!
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