CAPITULO 62. Bienvenidos a la familia Nathan sintió que su corazón se detenía al escuchar aquello. Había un montón de demandas de por medio y él no las había enumerado, pero el terror de que Marilyn pudiera quedarse con su hiia era suficiente como para hacerlo contener el aliento con desesperación. Y como si eso no fuera suficiente, la sonrisa victoriosa en el rostro de Marilyn era como un puñal en su costado.
Nathan apretó con fuerza la mano de Sophia, y siguió escuchando al juez.
–La demanda de divorcio contencioso se resuelve a favor de Nathan King, ya que según la ley ningún cónyuge debe mantener a otro obligado al compromiso del matrimonio. Sin embargo la demanda de manutención se resuelve a favor de la señora Marilyn King, esta corte le estipulará una cifra adecuada, digna y acorde a las necesidades de la señora Marilyn King, que en adelante deberá serle entregada cada mes por su exmarido.
La sonrisa en el rostro de Marilyn se expandió aún más hasta que se dio cuenta de que su abogado no estaba particularmente feliz.
–¿Qué? ¿Qué pasa...?¡Me van a dar la manutención, idiota! –siseó satisfecha. –Claro, señora, porque eso es lo único que le van a dar –gruñó su abogado y la mujer abrió mucho los ojos.
– ¿Quéeee?
Se giró hacia el Juez, que continuaba sin prestarle atención.
– En el caso de la demanda de adulterio contra el señor Nathan King, la corte ha decidido desestimar la acusación, teniendo en cuenta las circunstancias atenuantes. –Y entonces Marilyn entendió qué quería decir su abogado con eso de que ya no le darían nada más—. Por tanto, el contrato prenupcial todavía es considerado por esta corte como un documento legal y completamente válido, y el señor King conservará intactos todos sus activos y propiedades. –¿¡Qué!? ¡Es una locura! ¡Es una injusticia, una falta de respeto, una...! –vociferó Marilyn. –¡Silencio! – ordenó con voz potente el asistente del juez–. Las apelaciones al terminar la sentencia.
El juez miró a la sala entera con expresión severa y se dispuso a continuar.
Cualquiera diría que en aquel momento Nathan se sentía aliviado por conservar su fortuna y su empresa intactas, pero la verdad era que el dinero le importaba muy poco, lo único que le importaba era su hija.
– Finalmente, en la demanda de custodia de la menor Sophia King, esta corte falla a favor de... su padre, Nathan King. 1 Nathan ahogó un grito de alivio mientras cargaba a su hija y la estrechaba con fuerza. –¡Te quedas conmigo, mi amor, te quedas conmigo! – susurró en su oído con emoción y la niña hizo un puchero mientras sus ojitos se llenaban de lágrimas.
– ¿De verdad, papi? –¡Sí, mi cielo, sí, te quedas conmigo, y mami Meli, y tu hermanito! – aseguró él y Sophia lo abrazó con fuerza como si fuera una pequeña koala. 2
–¡Te quiero, papi, te quiero mucho! – ¡Y yo a ti mi ángel, eres la persona que más amo en el mundo! –dijo Nathan tratando de aguantarse las lágrimas.
–¡Espera! ¿Y mi hermanito? – iLos amo igual a los dos!
– ¿Y a mami Meli?
– Hija, tu padre tiene corazón de condominio. ¡Los amo a todos, con todo mi corazón! ¡Te quiero!
El juez sonrió al verlos y continuó con voz severa,
–El señor King tendrá la custodia exclusiva de Sophia King, la señora King tendrá derecho a dos visitas supervisadas al mes, y cuando digo supervisadas me refiero a su psicólogo y la trabajadora social a cargo – sentenció–.¡Esta corte declara el caso cerrado y sin derecho a apelación! – Golpeó con su mazo en la madera de su estrado y se echó atrás en su silla para escuchar todos los gritos que Marilyn King le regalaba a su abogado. Lo bello del caso era que estaban a punto de empeorar.
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El asistente del juez se acercó a Nathan y le entregó varios documentos que debía firmar, pero cuando este vio la cifra que se había estipulado para la pensión mensual de Marilyn, le hizo un gesto al asistente para que se acercara.
– ¿Esto está bien? – preguntó en voz baja señalando la cifra–– ¿No le falta un cero?
El asistente reviso y negó.
– No, así lo estipuló el señor juez.
– Pues esto está a punto de ponerse muy malo muy pronto – le aseguró Nathan y como si el universo quisiera reforzar su presentimiento, en cuestión de segundos escucharon un grito histérico.
–¡A esto le falta un cero! –vociferó Marilyn–¡Me dijeron que me concedían la manutención! Entonces ¿iqué diablos es esto?!
El asistente se acercó a ella y suspiró tratando de calmarse, no era la primera loca que pasaba por aquel juzgado.
–Señora King... O quizás debería comenzar a llamarla señora Pax —hasta el condenado apellido de soltera lo tenía feo–. La cuestión es que Su Señoría lo decidió así. 4
Marilyn miró con rabia al juez, que parecía estar esperando justamente aquella discusión, pero no se molestó en perder su cómoda posición en su silla.
– ¡Esto tiene que ser un error! –espetó Marilyn. – Pero no lo es – declaró el juez, ya evidentemente molesto por sus reclamos—. Le dije que iba a ser una pensión mensual digna, y acorde a sus necesidades. El señor King ya paga su fisioterapia, ni siquiera ha dejado de hacerlo mientras usted amenazaba con quitarle a su hija, así que dos mil dólares al mes es bastante digno y suficiente para que usted se mantenga. Sobra decir que es casi el doble del salario mínimo en Estados Unidos, así que usted, solo por el hecho de existir e incomodar a las personas con sus gritos, ya gana más que el resto de los vagos de este país.
Marilyn se puso pálida.
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