Capítulo 1027
Emma subió al coche. Su asistente se dio la vuelta y preguntó: “Sra. Howell, regresamos?”.
Emma no tenía prisa y dijo con frialdad: “No, me quedaré aquí por un tiempo”. Sacó un cigarrillo de la caja que tenía al lado y lo apretó entre sus labios. Luego lo encendió con un encendedor y exhaló un chorro de humo de cigarrillo.
Emma bajó la ventanilla y se asomó a la bulliciosa boda.
Ella fumaba y miraba.
Se suponía que ella sería la heroína de la boda.
Debería ser ella quien estuviera de pie junto a Fernando para aceptar las bendiciones de los demás.
Ella había estado trabajando duro todos esos años. Trató de estudiar en una universidad con buena reputación académica y comenzar su propio negocio.
Ella había hecho todo eso por Fernando.
Quería ser tan sobresaliente como él.
Sin embargo, llegó tarde.
Humo blanco salió de los labios rojos de Emma.
Borró su hermoso rostro, así como su mente.
Cuando terminó su última calada, Emma tiró el cigarrillo fuera del auto. Sacó de su bolso la corbata de Fernando, que había robado de la mansión de los Santander, y la olió.
Había un ligero olor a hormona, que pertenecía a Fernando.
Olía agradable y desconcertante.
Emma olió con avidez la corbata varias veces. Luego, lo dejó y le dijo a su asistente: “Vuelve al estudio”.
El asistente asintió. “Sí, Sra. Howell”.
Emma volvió a guardar la corbata en su bolso con cuidado. Mientras el automóvil salía de Forest Park, Emma miró al cielo y le dijo lentamente a su asistente: “Prepárame un currículum”.
La asistente no sabía por qué Emma necesitaba un currículum, por lo que preguntó con curiosidad: “Sra. Howell, ¿para qué sirve?”.
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