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¿Tuvimos un hijo novel Chapter 286

Capítulo 286

A Miguel no le agradaba mucho socializar en las fiestas, por lo que se sintió aliviado cuando pudo acompañar al pequeño de Anastasia.

-Señorita Torres, la señora Palomares quiere verla en la piscina -dijo una mesera que se acercó a ella.

Anastasia se sorprendió un poco por la petición, pero cuando vio que la señora Palomares no se encontraba en el salón, asintió y respondió:

-Muy bien. Gracias por avisarme.

Érica observó que Anastasia saliera del salón. Sus labios se curvaron en una sonrisa malévola ante eso. El plan de Helen estaba funcionando. En la piscina, justo cuando Anastasia se preguntaba por qué la señora Palomares escogería ese lugar para hablar, notó que Helen, quien se paró en cuanto la vio, estaba sentada en una de las sillas.

-Viniste -dijo con un gesto molesto.

Solo entonces fue que Anastasia se dio cuenta de que la engañaron. Se puso a la defensiva y la fulminó con su mirada.

-¿Por qué me engañaste para que viniera? —preguntó.

-¿Estuviste a solas con Elías hace poco, Anastasia? ¿Qué es lo que traman ustedes dos? ¿Estaban tonteando en la fiesta de la señora Palomares? —provocó Helen.

«¿Helen nos vio?» se preguntó Anastasia, mientras sus mejillas se sonrojaban.

Sin esperar a su respuesta, Helen continuó:

-¿De verdad no te importa que haya dormido con Elías? ¿Quieres escuchar los detalles de como pasamos esa noche juntos? -Los ojos de Helen brillaron con intenciones de hacer daño mientras hablaba con un gesto presumido.

-Hasta donde sé, eso ocurrió cuando él no estaba en sus facultades. —Anastasia pretendió estar indiferente ante eso.

-No importa el estado en el que se encontraba. Eso no cambia el hecho de que estaba sudando encima de mí, besándome y sosteniéndome en sus brazos. Estaba tan feliz con el en ese momento. -Helen conservó su gesto presumido mientras recordaba aquella noche.

-Para. -Anastasia la interrumpió. Su pecho se levantaba con violencia debido a su respiración agitada.

–Su cuerpo bien marcado y su increíble vigor. Recuerdo sus ojos frenéticos y cómo me sujetó con fuerza. Recuerdo cuando se quitó su reloj para dármelo. Su corazón acelerado, su cuerpo caliente… -Los ojos de Helen brillaron con timidez y dulzura.

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