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¿Tuvimos un hijo novel Chapter 285

Capítulo 285

Anastasia debió apartar a Elías, pero su cuerpo se congeló, como si algo más la detuviera por completo. Sintió una calidez que provenía de su torso y llegaba a su mejilla. Su corazón se aceleró en su pecho y todo lo que ella podía hacer era ver cómo ese beso caería sobre ella.

-Elias, no hagas esto… —Anastasia intentó detenerlo cuando él estaba a punto de alcanzarla.

No obstante, pareció que Elías sabía que su resistencia no reflejaba lo que en verdad sentía. Las orillas de sus labios se curvaron y los junto con los de ella. El bosque estaba tranquilo y solo se escuchaban los sonidos lejanos de la fiesta, pero eso no importaba. Las estrellas en el cielo brillaban sobre el bosque y el hombre en medio de él le entregaba su corazón y alma a la mujer

en sus brazos.

Anastasia podía sentir los latidos de su corazón en su cálido y musculoso pecho. Se sentía seguro, pero riesgoso; era un sentimiento de protección, pero que acarreaba consigo una sensación de peligro. En ese momento, la mente de Anastasia se dividia en dos estados: uno, la dejaba en blanco y mareada; el otro, cautivada y conmovida. Se hundió más en ese maravilloso letargo que Elías le había dado sin poderlo evitar. El beso hizo que su corazón se estremeciera y se sentia avergonzada pero bien.

Para Elías, la calidez y fragancia elegante del cuerpo de Anastasia se transformó en una terapia confortante que lo dejaba adicto a ella e incapaz de soltarla. Además, este sentimiento le recordaba a aquella noche de hace cinco años, pero eso lo sacó con rapidez de su mente. En este momento, no quería pensar en el aroma de otra mujer mientras besaba a Anastasia.

Al fin, cuando Anastasia sintió a través de sus ropas que Elías se volvía más peligroso, recuperó sus sentidos de inmediato. Esta noche era la fiesta de cumpleaños de la señora Palomares y sería inapropiado que se estuvieran besuqueando en ese lugar, por lo que lo alejó un poco de él. Elías la soltó y descansó su frente contra la de Anastasia. Sus ojos negros reflejaban el rostro sonrojado de ella.

-No te enamores de alguien más. Solo de mi -dijo con su voz grave.

-¿Al presidente Palomares le falta confianza esta noche? -replicó Anastasia, sonriendo.

– Tú solo serás mia – declaró en cuanto la escuchó. Sus ojos brillaron posesivamente y la sujetó con firmeza entre sus brazos.

Anastasia alzó la mirada y parpadeó hacia él unas cuantas veces. Sus ojos reflejaban las luces del cielo y la expresión de él, pero no respondió porque no estaba lista para esto, aunque tampoco lo rechazó porque no le disgustaba lo posesivo que era con su afecto. De repente y sin previo aviso, él se inclinó y mordió su oreja.

-Si no contestas, tomaré tu silencio como una afirmacion-declaró con un tono ronco.

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