Capítulo 326
Elías bajo su torso hasta que su rostro estaba a solo unos centimetros de Anastasia antes de decir en voz baja:
– Me equivoqué, Anastasia. ¿Puedes perdonarme, por favor? No me gusta Alma. Me gustas tú.
-Estás mintiendo… -dijo Anastasia entre dientes apretados mientras lo miraba con los ojos rojos. Luego, Elias tomó su rostro entre sus palmas y dijo:
-No estoy mintiendo.
Elias sonaba extremadamente sincero. Anastasia parpadeó lento mientras miraba al hombre cerca de ella. Después de observar sus facciones atractivas, no pudo evitar reconocer la razón por la cual tantas mujeres se enamoraban de él. Tenía un rostro del que nadie podía cansarse, incluso después de observarlo todos los días. Su mirada encantada hizo que la respiración de Elías se aceleraba mientras la observaba. Luego, su mirada cayó sobre sus labios rosas, los cuales temblaban ligeramente y hacían un puchero, como si lo estuvieran invitando a poner sus labios sobre los suyos.
Su autocontrol y razonamiento del cual siempre había estado orgulloso desapareció en un instante. El no quería contenerse más y comenzó a escuchar a su corazón mientras se inclinaba poco a poco. La mujer aturdida parpadeó mientras lo observaba cuando de pronto, una molestia en su rostro la atacó mientras soltaba un ruido de asco. Al siguiente instante, Anastasia comenzó a vomitar todo lo que había cenado sobre el pecho de Elías. Él agrandó sus ojos y le dio pequeños golpes en la espalda para ayudarla a vomitar con más facilidad. No pudo evitar sentirse molesto mientras se preguntaba si él era tan visualmente desagradable para que Anastasia comenzara a vomitar después de mirarlo.
Aun así, Anastasia no tenía intención de detenerse. De pronto, agachó su cabeza y comenzó a vomitar sobre su propio pecho antes de girarse para seguir vomitando en el piso. Vomito tanto que soltó bilis después de haber vomitado su cena. Cuando terminó, se quedó acostada sobre la cama de forma débil, con su rostro pálido contra la cama antes de dormirse.
Elías se quitó su camisa y llamó a recepción para pedirles que les asignaran otra habitación. Poco después, un empleado llegó a encargarse del proceso, y cuando la otra suite estaba lista para que la ocuparan, Elías cargó a Anastasia hasta la nueva habitación. Algunos de los empleados jóvenes estaban sonrojados mientras los observaban. Luego de ayudarles a moverse de habitación, se retiraron y no pudieron evitar exclamar en voz baja lo atractivo y esculpido que Elías era.
«iParecía un protagonista salido de una novela!»
Elías se aseo en el enorme baño de la suite presidencial antes de llevar a la mujer hacia el sofá. Aunque estaba poco consciente, Anastasia sabia que un momento estaba remojándose en agua tibia y al siguiente, se encontraba sobre una cama suave. Su sueño era tan profundo que era probable que no recordaba haber vomitado sobre Elías.
Elías estaba sentado en el sofá y, con ojos predadores, observó a la mujer durmiendo. Aunque Anastasia estaba tapada con una manta, seguía siendo bastante sensual. Era muy probable que
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