Capítulo cuarenta y seis
El auto se estaciona de forma cruzada y bajo de este rápidamente, escucho los pasos de ellas detrás mío y abro las puertas de par en par viendo como baja la que dice ser mi madre con cientos de joyas y un vestido negro espectacular.
—¿Me extrañaste?
—Derly, ¿qué haces con esas cosas?
—Solo estoy aprovechando ahora que somos familia de unos millonarios.
—Deja eso en su lugar, tú no eres familia aquí de nadie y, —me pongo a la defensiva —¿Cómo es eso de que no soy hija legítima del señor Dornam? —ella frena su andar y me mira fijamente —¿Creíste que no me daría cuenta?
—Así que has estado husmeando, eh. —termina de bajar las escaleras —pues es así mismo como él te dijo, tú no eres su hija, pero tampoco importa mucho de donde vienes, ¿o sí?
—Dime de una buena vez quien es mi padre y deja ya esta farsa. Pusiste al señor Dornam contra mí y lo volviste loco para quitártelo de encima, nigamelo.
Se acerca a mí y posa su mano en mi hombro —Si quieres saberlo tienes que venir conmigo.
—Y tu error es creer que te dejaremos escapar —la luna Irina agarra su brazo.
—Mientras te tengamos aquí me parece que tu huida con ella será imposible —esta vez la señora Sara se posa detrás de Derly.
—No tienen cartas para mantenernos aquí —saca un móvil de la cartera forrada en perdería y observo atónita la foto de Elián y Kayla en medio de la batalla contra cientos de vampiros y lobos.
—Si hay una cosa que me han enseñado todos estos años es que nunca le debes dar la oportunidad dos veces a tu enemigo cuando está solo —con esto la señora Sara toma su cabeza y la gira quebrando su cuello dejando a Derly sin vida en la baldosa.
La verdad es que tampoco siento pena por ella, su loba me caía como grano en el sin esquinas.*
—¿Y ahora que hacemos? —la mamá de mi mate patea el cuerpo sin vida hacia un lado y toma el teléfono del piso viendo a sus dos hijos estar en problemas.
Las tres nos miramos entre si y entendemos perfectamente lo que vamos a hacer.
—¿Pero y si se dan cuenta de que estamos allá?
—¡Que le den a Amir, Wade y Elián! Nosotras tenemos que hacernos valer como lunas y guerreras que somos —sus ojos verdes desprenden brillo —vámonos.
—¿A donde si se puede saber? —la voz rasposa del Alpha nos hace girar y veo atentamente a la más chica de la familia estar detrás de él y limpiar sus ojos para ocultar sus lágrimas.
Su mirada gris se pierde en un punto fijo y puedo escuchar los fuertes y rápidos latidos de su corazón, por impulso voy hasta ella y junta sus cejas sin entender porque o qué hago en su casa, la rodeo con mis brazos y noto como se tensa completamente al dar dos palmadas en su cabeza.
—¿Qué le pasa a Zuani? —pregunta su madre.
—Es una larga historia que después ella contará —el ex Alpha toca su hombro —¿pero de que hablaban?
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