"Ya está despertando doctor"
Escucho a lo lejos mientras mis oídos vuelve a adaptarse al sonido. Escucho un "pi, pi, pi" constante y me percato que es mi corazón.
"Mmmm" hago tratando de encontrar las palabras para hablar.
―No se agite señor Valois, sé que es un poco difícil pero ya ha salido y todo estará bien.
Siento como el efecto va pasando y mi cuerpo reacciona poco a poco, el dolor sube por mis piernas, sube a mis brazos y por fin a la cabeza, empieza una jaqueca.
―¿Dónde? ― Trato de decir.
―En el hospital.
«¿En el hospital? » pienso mientras mi corazón comienzan a latir agitado.
―Agua.― Murmuro.
―Tráigale un poco de agua al señor Valois.― Dice el médico a la enfermera y escucho como ella sale―¿Puede abrir los ojos?
Asiento con la cabeza. Lo hago poco a poco pero al sentir el primer destello de luz los cierro de inmediato y las imágenes vienen a mi mente. Mi esposa, mis hijos, la nieve.
―Trate de nuevo.― Me pide el doctor.
Lo intento y poco a poco me acostumbro a la luz hasta ver el techo del cuarto del hospital.
―¿Mi esposa? ¿Dónde está Nadine? ― Pregunto.
―¿Le duele la cabeza? ― Me contesta el doctor.
―Un poco... ¿Dónde está Nadine? ¿Mis hijos? ¿Qué hago aquí?
El rostro del doctor me da las malas noticias antes que la noticia en si, pero aún quiero escuchar qué paso.
―Señor Valois, está en el hospital porque usted y su familia tuvieron un accidente mientras viajaban a la casa de campo.
―¿Qué? ― Pregunto y luego trato de hacer memoria.
De nuevo lo veo, la nieve, la camioneta patinando y después... todo se nubla―¿ Y mi esposa? ¡Dónde está mi esposa! ¡Nadine! ― Gritó y trato de quitarme la intravenosa del brazo.
―¡No! ¡Espere! ¡Espere! Acaba de salir de un coma.
―¡No! ― Expreso agitado.― ¡No! ¡No! No puedes ser... ¡no! ¿Qué no hicieron nada para salvarlos? ¿Por qué a mi si?
―Señor Valois, no es que no quisiéramos ellos no llegaron vivos.
―¡Pues hubiera hecho algo para revivirlos! O mejor ¡Me hubiera dejado morir a mi en la nieve!
―Señor Valois... tranquilo.
El "pip,pip, pip" del monitor comienza a sonar más fuerte y de pronto se acercan dos enfermeras más, una trae una jeringa.
―¡Nadine! ― Grito mientras me toman de los brazos y una me inyecta algo que inmediatamente me comienza a relajar.
No puedo creerlo, mi familia murió, mis hijos eran tan pequeños sólo tenía 2 y 4 años y Nadine. Los ojos comienza a cerrarse de nuevo y la imagen de la nieve, el auto y ahora un camión de carga me viene a la mente. Ella quería viajar para ver a sus padres en Navidad, yo la amaba tanto que me arriesgué, los arriesgué y ahora estoy solo, completamente solo.
―Yo los maté.― Murmuró.
―Señor Valois, todo fue un accidente.
―Yo los maté...yo los maté... ― repito constantemente hasta que vuelvo a quedar dormida con el rostro de Nadine frente a mi.― Nadine, no quiero vivir así.
Comments
The readers' comments on the novel: El empresario del corazon roto