[Quentin]
Se escucha otro disparo más y tanto Vincent como yo volteamos a ver de dónde viene.
Así que veo a mi hermana parada en medio de todo con amabas manos en el arma y apuntándonos.
—Jacqueline.— Murmuro, pero ella sigue apuntando pero no sé a quién.
"Hmmmmm" Se queja Isabel mientras la pierna sangra manchando el pantalón blanco que trae.
—Isa.
—¡Cállate! — Grita mi hermana enloquecida.— Cállense todos ¿qué van a decir los vecinos? — Nos dice angustiada —¡Qué van a decir!— Repite entre lágrimas.
El silencio se hace en la sala por completo.
—Te lo pido Jaqueline, déjame ir con Isabel.— Le ruego.
Ella lanza un disparo a la nada y me protejo. Mi hermana ha enloquecido.
—¿Nunca me amaste? — Le dice a Vincent mientras las lágrimas caen sobre sus mejillas...— No me amabas.
—Amaba a Nadine, desde joven lo hice, desde siempre lo hice... y cuando se casó con Quentin me rompió el corazón... pero ella lo hizo por el bien de su familia ¿sabes? Porque yo no tenía nada de dinero y Quentin si... ¿Qué se siente saber cuñado que el amor de tu vida se casó contigo porque tenías dinero? — Se burla.
—Tenemos una hija Vincent, una niña para ella lo eres todo ¡Qué no entiendes! ¡Todo! — Y apunta hacia él.
Volteo a ver a Isabel que poco a poco va perdiendo el color.
—¡Llama a una ambulancia por el amor de Dios! — Grito.
—No, no, no... nadie sale de aquí hasta que yo lo diga ¡Me merezco saber que dice ese diario! ¡Dámelo!
Tomo el diario y se le hecho por el suelo mientras ella lo recoge y cómo puede lo abre. Ahí, ante ella están todas las confesiones de Nadine, esa mujer a la que yo le juraba amor eterno y ella simplemente escribía declaraciones de amor por Vincent, como lo veía, dónde, las veces que ella decía que venía a Nueva York a ver a mi hermana pero en verdad se revolcaba en mi piso, y por último la confesión de un asesinato que no fue llevado acabo. Donde ella decía claramente cómo le harían para deshacerse de mí y así quedarse con todo...Nadine viviría la vida feliz mientras yo yacería tres metros bajo tierra.
—Nadine, que finura de mujer ¿no? — habla a duras penas Isabel.
De pronto mi hermana comienza a reír como loca, lo hace entre lágrimas y risas como si no supiera qué hacer primero.
—Mejor me hubieras matado a mí.— Comentó tratando de recuperar el aire.
—¿Qué?— Pregunta Vincent de pronto.
—Sí, me hubieras matado a mí y así me hubieras evitado esta vergüenza de tenerte como marido y te hubieras quedado con la zorra de Nadine.
Sus palabras me duelen, pero sé que ella está llena de ira y coraje en este momento, sobre todo de vergüenza ya que mi hermana no acepta muy bien los escándalos.
—¡Mataste a mi sobrinos! ¡A los dos! A esos pobres niños que no tenían nada que ver! Los mataste maldito... — Y le vuelve a apuntar.
—Calma Jaqueline, te lo pido... por favor.
—¡Cómo quieres que me calme! Por años este idiota nos engañó a los dos ¡Nos hizo creer sus mentiras! ¡Nos engañó Quentin!
—Quentin.— Escucho la voz de Isabel.
Volteo a verla.
—Jaqueline , te lo pido... Isabel se está desangrando, por favor ¡Déjame atenderla! — Le ruego.
Ella asiente con la cabeza y yo con cuidado me voy moviendo poco a poco a Isabel y al llegar me rasgo la camisa para sacar un trazo de tela y ponerla en la pierna.
—Esa camisa me gustaba.— Bromea a duras penas.
—No importa, tengo más.— Le respondo y ella sonríe.
—Te odio Vincent, te odio, con toda mi alma, y jamás óyelo, jamás te voy a perdonar... ¡Jamás!
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