La Falsa Muerte de la Esposa novel Chapter 182

Capítulo 182

-En el último mes antes de morir, me pidió mucho dinero y propiedades, probablemente porque quería divorciarse para estar con Isaac, solo que lamentablemente…

Valentín dejó escapar una risa fría.

-Isaac ni siquiera le hacía caso. La ignoraba completamente.

Escuchando cómo su buen amigo era menospreciado y difamado de esta manera por el exesposo de Esme, Estefanía sintió que la indignación le hervía en las venas. Respiró profundamente varias veces, intentando dominar el impulso de gritarle todas sus verdades a ese hombre tan despreciable.

“Tranquila, no puedes perder el control ahora. Este no es el momento.”

Lo que necesitaba hacer era ayudar a Esme a desmentir esas calumnias y mostrarle a Valentín lo ridículo de sus acusaciones.

-¿Sabes qué? Todo lo que dices se basa en unas supuestas pruebas que encontraste en tu casa. ¿No has considerado ni por un momento que podrían ser falsas?

-Esas cosas aparecieron en el cuarto de Esmeralda, ¿cómo podrían ser falsas? Además, ¿quién querría inventar algo así contra una simple ama de casa?

Estefanía se quedó sin palabras. Al darse cuenta de que era imposible razonar con semejante necio, se presionó el puente de la nariz y exhaló con fastidio.

-Ya, como quieras, no tiene caso seguir con esto. Mañana ven por los niños. Ah, y más te vale traer a Jazmín para que los recoja.

Después de soltar estas palabras, Estefanía cortó la llamada y de inmediato bloqueó el número de Valentín, todo en un solo movimiento. Un tipo así contaminaba su celular con solo tener su contacto guardado.

Valentín se quedó escuchando el tono de ocupado por unos segundos antes de reaccionar.

-Qué estupidez.

Masculló una maldición entre dientes y arrojó con rabia el celular sobre la mesa de café, que retumbó con el impacto.

Justo en ese momento, Margarita Ponce entró a la sala con el rostro contraído por la preocupación.

-¿Qué está pasando? La maestra del kínder acaba de llamarme diciendo que mi nieto consentido desapareció.

-Ya apareció, mamá, no te angusties.

Valentín, ya irritado, sintió que su molestia aumentaba al ver a su madre. Después de todo, si ella no hubiera interferido constantemente durante todos estos años, Esmeralda jamás se

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habría alejado de él.

-Menos mal.

Margarita exhaló profundamente mientras se sentaba en el sofá. Al hacerlo, sintió una punzada aguda en la rodilla que la hizo hacer una mueca de dolor. Inmediatamente llamó a Eugenia Sánchez para que le diera un masaje.

Eugenia salió, pero se mantuvo a distancia.

-Doña Margarita, ya le expliqué la vez pasada que no soy fisioterapeuta, no me atrevo a tocarle la pierna así nada más.

-¿De qué estás hablando? Solo te pido un simple masaje. Mi familia te paga un buen sueldo, ¿y no puedes hacer algo tan sencillo?

-En esta vida no todo se arregla con dinero, hay cosas que el dinero no compra.

Tras decir esto, Eugenia se dirigió hacia Valentín con determinación.

-Señor, aprovecho para informarle que dejaré el trabajo cuando termine este mes.

-¿Qué?