Capítulo 114
El rostro de Araceli enrojeció súbitamente mientras sus ojos se inundaban de lágrimas que amenazaban con desbordarse en cualquier momento.
La voz clara y curiosa de Romeo rompió el silencio tenso del salón.
-Señora, ¿por qué siempre está llorando? Cada vez que la veo tiene los ojos empapados…. Mire, yo me peleé con Thiago y hasta me lastimé, pero ni una lágrima solté. Usted ya está grande y todavía anda llorando por todos lados, ¡qué pena da!
Araceli quedó paralizada, su expresión congelada entre la sorpresa y la humillación, sin saber si continuar con su llanto o contenerlo.
La maestra del jardín de infantes, visiblemente incómoda con el espectáculo familiar que se desarrollaba frente a ella, intervino con firmeza para reconducir la conversación.
-Bueno… vamos a centrarnos en el problema entre los niños, por favor.
Sabrina dirigió su mirada hacia la educadora con serenidad.
-Respecto al incidente con Romeo, estamos dispuestos a ofrecer una disculpa formal a Thiago. Cuando el padre de Romeo regrese, también se presentará personalmente para disculparse con los padres de Thiago.
-Garantizamos que situaciones como esta no volverán a ocurrir, y por supuesto, asumiremos todos los gastos médicos y compensaciones que sean necesarios.
-Lamento profundamente las molestias que esto ha causado al personal docente.
Quienes matriculan a sus hijos en este exclusivo jardín de infantes pertenecen a familias pudientes donde el dinero nunca representa un problema. Los costos de tratamiento y compensaciones económicas eran lo de menos. La actitud mostrada por los niños y los padres ante la situación era lo verdaderamente importante. Momentos antes, Romeo ya había ofrecido sus disculpas a Thiago, y la postura de Sabrina resultaba adecuada según los protocolos sociales. En teoría, la parte afectada debería dar el asunto por zanjado.
Sin embargo, la verdadera complicación residía en que esta señorita Ibáñez era simultáneamente madre de Thiago y tutora temporal de Romeo.
La maestra se secó discretamente el sudor de la frente mientras dirigía su mirada hacia André. -Señor Carvalho, el pequeño Romeo ya se ha disculpado, y la tutora de Romeo también ha expresado claramente su posición. ¿Tiene usted alguna otra petición respecto al incidente?
Thiago, con el rostro contraído por el disgusto, se quejó amargamente a André.
-¡No acepto sus disculpas! No solo me golpeó esta vez, siempre lo hace a escondidas cuando nadie nos está mirando.
André, quien había escuchado repetidamente las quejas de Thiago sobre los supuestos abusos
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de Romeo, clavó su mirada fría y penetrante en el pequeño.
La presencia imponente de André provocó que Romeo instintivamente se encogiera y buscara refugio detrás de Sabrina.
Sabrina, como escudo protector, se interpuso entre Romeo y la mirada intimidante de André,
Al presenciar la reacción defensiva de Sabrina, la expresión de André se endureció aún más.
-Sabrina, tu propio hijo está aquí presente, y tú estás protegiendo a un niño ajeno.
Sabrina lanzó una mirada desafiante hacia André y Araceli.
-Él tiene a demasiadas personas que lo protegen, no me necesita en absoluto.
Hizo una breve pausa y bajó la mirada hacia Romeo.
-Pero Romeo solo me tiene a mí.
Romeo apretó instintivamente la mano de Sabrina con fuerza.
-Señorita Sabrina, usted es realmente buena conmigo.
Con estas palabras, Romeo dirigió una mirada cargada de envidia hacia Thiago.
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