Capítulo 115
Asistir a este jardín de niños era un privilegio exclusivo para familias adineradas y de alta sociedad. Los pequeños que acudían a este recinto habían crecido rodeados de lujos, desconociendo por completo las preocupaciones mundanas, y muchos habían sido mimados hasta convertirse en criaturas imposibles de controlar. Era común encontrarse con infantes que, apenas aprendiendo a hablar, ya exhibían el porte arrogante de un magnate o los aires caprichosos de una diva, convencidos de que el universo entero orbitaba alrededor de sus
deseos.
No obstante, entre esta colección de pequeños aristocratas, Thiago y Romeo destacaban por sus modales impecables. Thiago ocasionalmente dejaba entrever cierta altivez, pero Romeo carecía por completo de cualquier rastro de soberbia, ganándose el afecto sincero de casi todo el personal docente.
Al descubrir que Romeo crecía sin una figura materna, los maestros sentían una compasión aún más profunda por él. Desde su perspectiva profesional, Romeo era un niño disciplinado e inteligente, incapaz de fabular mentiras. Si un pequeño como él defendía y valoraba tanto a alguien, ¿cómo podría esa persona ser despreciable?
Además, resultaba evidente para todos la frialdad que el padre de Thiago mostraba hacia la madre del niño. Sus escasas interacciones rebosaban de reproches apenas disimulados. Incluso Thiago parecía avergonzarse de su propia madre, relegándola al estatus de simple
niñera…
Reflexionando sobre estos detalles, las miradas dirigidas hacia André y Araceli adquirieron un matiz de sospecha. ¿Habrían encontrado una amante cuya presencia irritó tanto a la madre de Thiago que la obligó a marcharse? Parecía comprensible que Thiago, en su inocencia y bajo la influencia constante de esta supuesta amante, hubiera desarrollado semejante actitud negativa hacia su propia madre.
Araceli, percibiendo las miradas inquisitivas que los rodeaban, se retorció de incomodidad mientras su resentimiento hacia Sabrina se intensificaba silenciosamente.
Al escuchar la defensa apasionada de Romeo, los ojos de Sabrina se humedecieron con una emoción contenida. Apenas llevaba unos días cuidando de él, y el pequeño ya sabía cómo protegerla con fiereza. Había dedicado años enteros a Thiago, y sin embargo, éste la trataba con un desdén que perforaba su alma.
-Sabrina, ¿no escuchaste a Thiago decir que este niño lo acosa constantemente cuando nadie está mirando? Incluso le manda fotos provocativas a Thiago.
Los ojos de André, profundos y calculadores, permanecieron impasibles mientras continuaba:
-Conozco perfectamente a mi hijo; él no desarrollaría este rechazo sin una razón de peso.
André clavó su mirada penetrante en Romeo antes de añadir:
-Este niño no es tan inocente como te has dejado convencer.
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Capitulo 115
El rostro de Sabrina se contrajo en un gesto sutil de preocupación. Ella había criado a Thiago, conocía su temperamento como nadie. La educación que recibió en casa siempre fue rigurosa; rara vez se expresaba de manera tan grosera en situaciones públicas.
-Romeo, cuéntame qué está pasando realmente -preguntó Sabrina, inclinándose hacia el
niño.
-Yo nunca le mandé fotos provocativas a Thiago, esas fotos las subí a la red interna del kinder -respondió Romeo con expresión de injusticia.
-¿A qué te refieres con la red interna? -preguntó Sabrina confundida.
-La red interna es nuestro software educativo–intervino rápidamente una maestra-. Ahí comunicamos todas las actividades y eventos importantes.
-Cada alumno tiene una cuenta personal donde comparte sus experiencias, lo que fomenta la
socialización entre los niños.
-Este sistema solo funciona dentro de nuestra red privada, no es público. Únicamente los maestros y alumnos tienen acceso.
Era, básicamente, un Instagram exclusivo para el jardín de niños.
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