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La Guerra de una Madre Traicionada novel Chapter 148

Capítulo 148

Sabrina observó los rostros contrariados de André y Araceli, permitiéndose una sonrisa desafiante que iluminó su mirada.

-Qué pena no poseer dones extraordinarios, pues te mostraría cómo transformar lo negro en

blanco.

-No se preocupe -intervino Romeo, ladeando su cabeza hacia Araceli con inocente

perspicacia-. ¿No mencionó la señorita Sabrina que la señora Vargas posee esa habilidad especial? Contemplarla a ella resulta equivalente.

La sintonía entre Sabrina y Romeo era perfecta. Incluso Thiago, con apenas cinco años, captó al vuelo la sutil ironía en las palabras de Sabrina.

Está sugiriendo que papá y yo somos unos ilusos que creen ciegamente cada palabra que pronuncia la señora Vargas.

Sabrina comprendía que cualquier explicación resultaría inútil ante la incredulidad de ambos, por lo que optó por no desperdiciar su aliento en argumentaciones estériles.

-Romeo, tranquilo. Te prometí acompañarte al concurso y cumpliré mi palabra -afirmó Sabrina con determinación.

-PeroThiago se entristecerá-respondió Romeo con genuina preocupación.

-¿En serio? -Sabrina dirigió su mirada directamente hacia Thiago-. ¿Te aflige mi decisión?

Thiago no anticipaba que Sabrina le dirigiera la palabra tan directamente. Interpretando aquello como una señal de rendición, elevó ligeramente su mentón con expresión altanera.

-Sí, te prohíbo que acompañes a ese niño malvado al concurso.

-¿Entonces deseas que te acompañe a ti? -preguntó Sabrina con tono neutral.

Romeo, inconscientemente, estrechó con más fuerza la mano de Sabrina.

Ella respondió dándole suaves palmaditas en el hombro para infundirle confianza.

El semblante de Thiago reflejó desconcierto por un instante, mientras la duda y el conflicto se manifestaban en su mirada.

Si mamá me acompaña, seguramente quedaré en último lugar. Les he presumido tanto a mis compañerosse burlarán despiadadamente de .

Araceli, percibiendo la vacilación en el rostro de Thiago, intervino con calculada amabilidad:

-Señorita Ibáñez, ¿por qué presionar a un niño así? Este resultado es crucial para Thiago. Si desea participar, quizás sea preferible en otra ocasión.

-No se inquiete, señorita Ibáñez. En la próxima oportunidad, yo misma hablaré con Thiago -añadió con suavidad.

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Capitulo

Thiago, visiblemente aliviado, asintió repetidamente:

-Sí, en la próxima ocasión. Ya le prometí a la señora Vargas que mantendría mi palabra.

Sabrina penetró con su mirada en los ojos de Thiago:

-¿Y si te obligara a elegir entre Araceli y yo?

Los labios de Thiago temblaron sin emitir sonido alguno. En su lugar, buscó con desesperación

la mirada de André, implorando silenciosamente su intervención.

-Sabrina, ¿encuentras placer en acorralar a un niño? -espetó André con frialdad.

Sabrina dejó escapar una risa suave y melodiosa:

-¿Hacerlo elegir entre su madre y una cuidadora es acorralarlo? ¿Desde cuándo existe comparación posible entre una niñera y una madre?

André quedó momentáneamente desarmado por aquella réplica.

Tras unos instantes de silencio, finalmente articuló:

-¿No es precisamente porque has descuidado a Thiago que ahora depende emocionalmente de otros?

Sabrina adoptó una expresión de fingida comprensión:

-¿La señorita cuida adecuadamente de Thiago, entonces? A pesar de conocer su intolerancia a la lactosa, le proporciona dulces.

-Lo expone imprudentemente a alérgenos con nueces, provocando su hospitalización.

-Y durante su convalecencia hospitalaria, le prepara caldo con mariscos.

Sabrina dirigió a André una mirada cargada de ironía:

-André, ¿realmente consideras que eso constituye un cuidado apropiado?

André quedó absolutamente silenciado ante aquella evidencia.

-¡Aun así es mejor que ! -exclamó Thiago repentinamente.

El pequeño miró a Sabrina con resentimiento apenas contenido.

-Al menos la señora Vargas intentó ayudarme durante mi enfermedad, mientras y ese niño detestable ni siquiera procuraron salvarme¡incluso deseaban mi muerte!

10.2

Capitulo 148

Capítulo 148

Sabrina observó los rostros contrariados de André y Araceli, permitiéndose una sonrisa desafiante que iluminó su mirada.

-Qué pena no poseer dones extraordinarios, pues te mostraría cómo transformar lo negro en blanco.

-No se preocupe -intervino Romeo, ladeando su cabeza hacia Araceli con inocente perspicacia-. ¿No mencionó la señorita Sabrina que la señora Vargas posee esa habilidad especial? Contemplarla a ella resulta equivalente.

La sintonía entre Sabrina y Romeo era perfecta. Incluso Thiago, con apenas cinco años, captó al vuelo la sutil ironía en las palabras de Sabrina.

Está sugiriendo que papá y yo somos unos ilusos que creen ciegamente cada palabra que pronuncia la señora Vargas.

Sabrina comprendía que cualquier explicación resultaría inútil ante la incredulidad de ambos, por lo que optó por no desperdiciar su aliento en argumentaciones estériles.

-Romeo, tranquilo. Te prometí acompañarte al concurso y cumpliré mi palabra -afirmó Sabrina con determinación.

-PeroThiago se entristecerá-respondió Romeo con genuina preocupación.

-¿En serio? -Sabrina dirigió su mirada directamente hacia Thiago-. ¿Te aflige mi decisión?

Thiago no anticipaba que Sabrina le dirigiera la palabra tan directamente. Interpretando aquello como una señal de rendición, elevó ligeramente su mentón con expresión altanera.

-Sí, te prohíbo que acompañes a ese niño malvado al concurso.

-¿Entonces deseas que te acompañe a ti? -preguntó Sabrina con tono neutral.

Romeo, inconscientemente, estrechó con más fuerza la mano de Sabrina.

Ella respondió dándole suaves palmaditas en el hombro para infundirle confianza.

El semblante de Thiago reflejó desconcierto por un instante, mientras la duda y el conflicto se manifestaban en su mirada.

Si mamá me acompaña, seguramente quedaré en último lugar. Les he presumido tanto a mis compañeros., se burlarán despiadadamente de .

Araceli, percibiendo la vacilación en el rostro de Thiago, intervino con calculada amabilidad: -Señorita Ibáñez, ¿por qué presionar a un niño así? Este resultado es crucial para Thiago. Si desea participar, quizás sea preferible en otra ocasión.

-No se inquiete, señorita Ibáñez. En la próxima oportunidad, yo misma hablaré con Thiago -añadió con suavidad.

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