Capítulo 163
Sabrina se giró y encontró a Thiago, André y Araceli, junto con Fabián, quien había venido como apoyo, apostados a corta distancia. Fabián sostenía los violines de Araceli y Thiago entre sus manos, con un aire de importancia que no pasaba desapercibido.
Araceli alzó el rostro hacia André con expresión sorprendida, como quien descubre algo inesperado.
-¿También toca el violín? Qué curioso que ni tú ni Thiago me lo hayan mencionado nunca.
Fabián soltó una risa desdeñosa que resonó en el ambiente.
-Solo está imitándote. Seguramente vio lo espectacular que te ves con el violín y decidió aprender para copiarte.
-Araceli fue una música brillante en el Conservatorio Santa Victoria. No importa cuánto se esfuerce, jamás alcanzará ni una décima parte de su talento.
-Y si no se hubiera disfrazado a propósito para parecerse a Araceli, André nunca la habría confundido…
Araceli interrumpió a Fabián con premura, lanzándole una mirada de advertencia.
-Ya basta, Fabián. Thiago está presente, no digas tonterías.
Fabián hizo un gesto despectivo con la mano y calló, aunque la tensión persistía en su postura. Thiago, al contemplar a su madre tan elegante junto a Romeo, sintió una punzada de celos que enrojeció sus ojos.
-¡Por más que intentes aprender de la señora Vargas, nunca podrás igualarla!
Una voz profunda y magnética resonó a espaldas del grupo. Un hombre de porte distinguido y facciones atractivas se aproximó con pasos pausados. Una sonrisa desenfadada adornaba sus labios, y sus ojos, con el brillo cálido de las flores de cerezo, cautivaban a quienes lo miraban.
-Papá, ¿dónde te metiste hace rato? -preguntó Romeo.
-Me topé con un viejo conocido y nos pusimos a platicar un momento.
Gabriel se acercó a Thiago y emitió una risa suave, casi musical.
-Oye, pequeño, ¿no crees que tu mamá es muchísimo más hermosa que esta señorita?
Desde el nacimiento de Thiago, Sabrina había relegado su apariencia a un segundo plano. Prácticamente no usaba vestidos ni se maquillaba con esmero. Si bien nunca andaba descuidada, solía llevar el rostro lavado a diario, enfocada en sus responsabilidades como madre.
A pesar de dedicarse por completo al hogar, sus tareas cotidianas consumían cada minuto.
Capitulo 163
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