La Guerra de una Madre Traicionada novel Chapter 164

Capítulo 164

-¡No puedo creer tu descaro, Sabrina! Araceli toca el violín y tú apareces tocando lo mismo. Ella viene con vestido blanco y, ¡qué casualidad! tú también estás de blanco–espetó Fabián, con el rostro enrojecido por la indignación. ¡Ya deja de hacer el ridículo! Por más que intentes copiar a Araceli, siempre serás una simple imitación, una versión inferior que jamás estará a su altura.

Sabrina apenas elevó la mirada, con una expresión de aburrida elegancia.

-¿Me estás diciendo que los violines y los vestidos blancos son exclusivos de tu amiga? ¿Tiene acaso algún registro de propiedad sobre ellos y yo no me enteré?

-Es obvio que la estás imitando, cualquiera con dos dedos de frente se da cuenta -replicó Fabián con una sonrisa torcida-. ¿Nunca has escuchado que el que mucho imita, termina siendo un perro? No importa cuánto te disfraces, una copia siempre será eso… una vulgar copia.

Gabriel soltó una risa despreocupada.

-Creo que ustedes necesitan lentes urgentemente. Con Sabrina y esta señorita aquí presentes, hasta un ciego distinguiría quién es la auténtica y quién es la imitación.

El rostro de Fabián se transformó, su mandíbula tensa preparada para replicar, pero Gabriel lo interrumpió con una sonrisa mordaz.

-Si no me crees, ¿por qué no se lo preguntamos a la gente que pasa? Seguro tendrán una opinión interesante al respecto.

Fabián enmudeció. A pesar de su aversión por Sabrina, era dolorosamente consciente de que su belleza eclipsaba por completo la de Araceli. No se trataba solo de rasgos finos o piel perfecta; la estructura ósea de Sabrina era simplemente exquisita. Araceli, incluso en su mejor momento, no podía competir con aquella belleza natural. Para cualquier persona con un mínimo sentido estético, la diferencia resultaba abrumadora.

Tras un silencio incómodo, Fabián finalmente balbuceó:

-¿Y de qué sirve ser guapa por fuera cuando tienes un corazón podrido por dentro?

-No sé si su corazón es bueno o malo -respondió Gabriel con tranquilidad-, pero que es infinitamente más hermosa que tu amiga, eso es un hecho innegable.

-¡Tú…! -exclamó Fabián, con los ojos desorbitados por la ira.

-¡Sabrina, Romeo, al fin los encuentro!

Una voz alegre resonó a corta distancia, interrumpiendo la tensión. Daniela se acercaba corriendo hacia ellos con entusiasmo.

-¡Este jardín de niños es enorme! Me ha costado una eternidad dar con ustedes.

Daniela había venido especialmente para apoyar a Romeo. Últimamente frecuentaba la casa

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de Sabrina para comer y ya había desarrollado una relación cercana con el pequeño.

-¡Señorita Daniela, viniste! -exclamó Romeo con genuina alegría.

Daniela agitó su cámara en el aire con orgullo.

-No podía perderme el momento histórico en que se llevan el primer lugar.

-¡Sí! -Romeo aplaudió emocionado-. ¡No olvides capturar lo hermosa que se ve la señorita

Sabrina!

-¿Y si Sabrina sale divina pero tú sales horrible? -bromeó Daniela.

-Soy un niño -contestó Romeo con una sonrisa encantadora-. Mi trabajo es hacer resaltar a las damas. Mientras más guapa salga la señorita Sabrina en las fotos, mejor habré cumplido

mi misión.

Daniela no pudo contener la risa.

-Con razón Sabrina te quiere tanto. Eres un encanto de niño. No ha perdido el tiempo mimándote.